El trípode

En política, se pide un auténtico perdón dimitiendo inmediatamente

Y que no haya ni cuatro de sus diputados dispuestos a anteponer su autoestima y su dignidad a pasar a la Historia por mantener un escaño rindiendo pleitesía al jefe de ese cuarteto automovilístico

Provoca una mezcla de náuseas y desolación sin precedentes leer el muy documentado informe de la UCO con sus protagonistas, dos de los cuales y sucesivamente han sido la mano derecha de Sánchez en el PSOE y el tercero el “militante socialista ejemplar”, que se encargó de custodiar los avales de la militancia que recogieron durante su gira por España para ganar las primarias que le devolvieron al poder en Ferraz y que apenas un año después le llevaron a la Moncloa. En la memoria histórica del PSOE, el sanchismo merece un capítulo destacado, y no precisamente por estar orgullosos de esa militancia y de esos votantes, que siguen apoyando un partido cuya cúpula tiene un comportamiento digno de Al Capone. Y que no haya ni cuatro de sus diputados dispuestos a anteponer su autoestima y su dignidad a pasar a la Historia por mantener un escaño rindiendo pleitesía al jefe de ese cuarteto automovilístico. Que se atrevió incluso a designar a Ábalos como portavoz de su moción de censura “contra la corrupción” y a proclamarse “feministas” mientras alquilaban mujeres para su disfrute sexual con cargo al erario público, tras haberse manifestado unos días antes conmemorando el 8-M por las calles de Madrid. Y que uno de ellos, de nombre Santos Cerdán, fuera el representante del sanchismo para negociar en Waterloo con un prófugo de la Justicia por encabezar un golpe de Estado y comprar sus 7 votos para seguir en el gobierno a cambio de amnistiarle. Inimaginable el daño a la reputación de España que provoca un gobierno en esta situación, que incluso lleva a que el número dos de Puigdemont, el secretario general de Junts, Jordi Turull, indultado y amnistiado por Sánchez –con la intermediación de Cerdán–, se permita decir que para ellos, “cuanto más débil se encuentre el Estado español, mejor”; porque “lo único que les interesa es Cataluña”, y en estas condiciones pueden exigir a Sánchez un precio mayor por sus siete votos. Es una indecencia política la del actual inquilino de la Moncloa y su gobierno, al que un mínimo de dignidad habría exigido su dimisión con carácter inmediato, como auténtica petición de perdón a la ciudadanía. Y que se permite afirmar que, desde luego, “piensa continuar hasta 2027”. La Historia registra levantamientos populares contra situaciones consideradas incompatibles con la dignidad nacional, y no es descartable que, si no hay ni siquiera 4/5 diputados socialistas dispuestos a anteponer el interés de España y su dignidad a mantener un poco de tiempo más su escaño en el Congreso, la crispación social pueda llegar a adquirir niveles preocupantes. Que pueden ser graves, y conviene evitar.