Sin Perdón

La potestas de Sánchez y su falta de auctoritas

«No espera más que una sumisa entrega del PP como parte del decorado de la Legislatura»

Cuanto más leo o escucho a Pedro Sánchez más claro tengo que no quiere ningún acuerdo con el Partido Popular. No espera más que una sumisa entrega para que la oposición pase a formar parte del decorado de la XV Legislatura. La enésima constatación se produjo este jueves con la interesante entrevista que le hizo Susanna Griso en Espejo Público de Antena 3. Lo primero que me permitiría recomendarle a Sánchez es que reduzca el séquito que le rodea. He conocido a todos los presidentes del Gobierno y cada vez es mayor el número de servidores y acompañantes. Es una barrera preocupante. No hay nada peor que las salas de autoridades, el aislamiento y las caravanas oficiales. Esto no significa que no tenga que llevar seguridad. Hace unos años era un político próximo y empático. La política y las instituciones públicas romanas son fascinantes, así como su evolución hasta el final del Principado. Me gusta más este término, porque la República Romana fue un imperio y así no hay confusión. Es bueno recordar la diferencia entre la potestas y la auctoritas. La primera es la autoridad legal que tenía un cargo público, pero la segunda es más interesante porque es la influencia, el prestigio y la autoridad moral que poseían algunos políticos. No tenía la base legal o el poder formal del imperium, pero era una fuerza poderosa en la toma de decisiones y en la formación de opiniones dentro de la sociedad romana.

El error de Sánchez es utilizar la potestas como un rodillo con el que aplastar a la oposición, como sucedió muchas veces en Roma, en lugar de conseguir la auctoritas. Los que la conseguían eran respetados y seguidos por otros ciudadanos. No era un poder coercitivo, sino una forma de liderazgo basado en el respeto y la admiración. Roma abarca todos los modelos de poder político y las formas para alcanzarlo. No hay más que proyectarlos al presente. Es lo mismo que sucede con la lectura de los clásicos. La última lección que nos ofrece es que se podrá tener la potestas y el imperium, pero la auctoritas es la que hace que la memoria que perdure sea o no la de un gran político.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNE).