Los puntos sobre las íes

Progres: ¿para cuándo la manifa contra Irene y Sánchez?

¿Dónde carajo se han metido las feministas? ¿Por qué están tan calladas?

Pongamos por caso que el Gobierno de Aznar, Rajoy o eventualmente Feijóo, fascistas de pro todos ellos, hubieran aprobado una ley que rebaja la pena o pone en libertad a mil y pico violadores, abusadores y pederastas. Malnacidos donde los haya, especialmente estos últimos, que destrozan la vida de los seres más inocentes e indefensos. Imaginemos que una de estas basuras humanas intenta reincidir a los cuatro meses de quedar en libertad. Y, haciendo trabajar a destajo a nuestra mente calenturienta, situémonos en una surrealista hipótesis: la manada de agresores sexuales que propició el cambio legislativo se ve beneficiada por esa misma norma. ¿Qué sería de la ministra o ministro del ramo? En el mejor de los escenarios estaría defenestrado e imputado. ¿Qué suerte habría corrido el presidente popular que no sólo dio el visto bueno a tal barrabasada sino que, además, la catalogó de “pionera” y “vanguardista” y se declaró “orgulloso” de ella? Sería ya historia. Tendría que habérselas pirado a Australia como muy cerca o a su casa, de la cual no podría salir tras no menos de una docena de retoques estéticos para evitar linchamientos. El PP estaría disuelto ya y el número de procesamientos por prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas) se aproximaría a los tres dígitos. Por supuesto, se habrían producido violentísimas manifestaciones por toda España, Génova 13 estaría apedreada a modo y manera y más de un gerifalte popular habría acabado en el hospital víctima de una agresión.

El gratis total con que se ha saldado de momento la nauseabunda Ley del sólo sí es sí certifica por enésima vez que la izquierda patria tiene bula y que a la derecha la llevan caminito de Jerez a las mínimas de cambio. Que Irene Montero continúe en su puesto a estas alturas es un auténtico insulto a los 24 millones de españolas. Conviene no olvidar que esta norma se alumbró a sabiendas de los efectos diabólicos que causaría: lo advirtieron desde Juan Carlos Campo, juez de carrera y a la sazón ministro de Justicia, hasta Carmen Calvo, profesora de Derecho, pasando por un sinfín de penalistas. ¿Acaso no es prevaricar sacar adelante una ley por tus ovarios cuando los que saben de la cosa están vaticinando urbi et orbi y cuasiunánimemente que será un chollo para violadores, pederastas y abusadores?

Que Sánchez es un amoral lo teníamos claro, lo que nunca pensamos es que este padre de dos chicas levantase un telón de acero en torno a una ministra que ha soltado antes de tiempo a bestias cuyas posibilidades de rehabilitación oscilan entre cero y ninguna. Tiene más razón que una santa Isabel Díaz Ayuso al echar en falta manifestaciones contra los responsables de un desaguisado que sólo apoyan los beneficiarios. Aplaudo tanto la manifestación contra la inconstitucionalísima Ley de Amnistía que Sánchez pretende regalar a los tejeritos catalanes como echo en falta otra frente al Ministerio de Igualdad, ante La Moncloa o a las puertas del casoplón de 1,5 millones comprado por 700.000 euros que la indeseable de Irene Montero comparte con Pablo Iglesias en Galapagar. La derecha no aprende. A cada navajada o tiro por la espalda que le propina la izquierda responde con caballerosidad y elegancia, ilimitada caballerosidad y cantidades industriales de elegancia. Son unos gentlemen y unas ladies. Por cierto: ¿dónde carajo se han metido las feministas? ¿Por qué están tan calladas? ¿Acaso es progre e igualitario agraciar a los depredadores sexuales? ¿A qué esperan para echarse a la calle para exigir la destitución de la madrina de los violadores y la dimisión del padrino de la madrina?