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Sin Perdón

El PSOE y el sórdido mundo de Ábalos

Por más que pongan en marcha el ventilador, algo en lo que es experta la izquierda política y mediática, la realidad es que una serie de desaprensivos se forraron con el dinero público

Los dirigentes del PSOE intentan, sin éxito, encapsular el escándalo de Ábalos como si no fuera con ellos. Es cierto que intentan no enfadar al antiguo hombre fuerte del sanchismo. Por supuesto, en privado abominan de su sórdida vida y dicen auténticas barbaridades. Es lo habitual en estos casos, porque a nadie le interesa que «cante la Traviata». Es una expresión que siempre me ha gustado, porque aplicada al mundo de la corrupción o el hampa, que van muy unidos, significa delatar o testificar en contra de una persona u organización por la comisión de hechos ilícitos o reprobables. No lo sé, pero teniendo en cuenta que cada día se conocen nuevas informaciones, sería absurdo descartar que Ábalos tuviera informaciones que pudieran acabar con esta agónica legislatura implicando a dirigentes del partido que le han dado la espalda. Es cierto, también, que la ley del silencio en estos casos es muy fuerte. Hay muchos casos en los que los implicados iban a cantar y luego se han quedado en silencio.

Otro aspecto que siempre me llama la atención es que los corruptos son previsores, porque luego viven sin trabajar el resto de su vida. Es cierto que despilfarran mucho dinero hasta que les pillan, pero supongo que deben tener una hucha utilizando personas o entidades interpuestas. Como nadie puede vivir del aire, la codicia les conduce a contemplar que les pillen y tengan que pagar por sus actos, aunque sabiendo que tienen el riñón cubierto. Es imposible que el sanchismo se libre del desgaste que comporta el escándalo de Ábalos, porque su impacto es demoledor. Por más que pongan en marcha el ventilador, algo en lo que es experta la izquierda política y mediática, la realidad es que una serie de desaprensivos se forraron con el dinero público. En el caso del exministro, su afición por el amor de pago, además, no tiene parangón. Es cierto que el PP es demasiado blando y ha olvidado la campaña brutal que sufrió, porque era un goteo constante a partir de unos injustos e inconsistentes argumentarios destinados a socavar la imagen de Rajoy y su Gobierno. No hay más que recordar a Ábalos como ariete, aunque ahora se constata su falta de ética y su vida disoluta.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)