Tribuna
La pugna entre los Republicanos: crónica de una radicalización indigna de su ilustre pasado
Reagan repetía que el primer mandamiento de cualquier Republicano era no atacar a otro. En lugar de pelearse entre ellos, los Republicanos deberían aprender de su ilustre pasado
Los Republicanos y los Demócratas se enfrentan en unas elecciones decisivas. Joe Biden aspira un segundo mandato de cuatro años y Donald Trump a ser sólo el segundo presidente en la historia de EEUU en ejercer al cargo en dos mandatos no consecutivos. También están en juego la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes y quién será el gobernador en once estados. En 2022 el partido Republicano (Grand Old Party, GOP) recuperó el control de la Cámara de Representantes. Pero un grupo de cuarenta congresistas radicales del Freedom Caucus han minado la actuación de dos líderes Republicanos en dicha cámara. El pasado octubre votaron destituir a Kevin McCarthy por pactar una prórroga presupuestaria con los Demócratas que evitó un cierre parcial del gobierno federal.
Para el Freedom Caucus cualquier ley aprobada con apoyo de los Demócratas es una afrenta que merece desalojar al sucesor de McCarthy, el congresista Mike Johnson de Louisiana. El problema es que la mayoría Republicana es mínima, 217 contra 212. Después de meses de negociación, Johnson logró en abril que se aprobara un paquete de financiación de 129.000 millones de dólares: 95.000 millones para Ucrania, 27.000 millones para Israel y ayuda humanitaria para Gaza y 7.000 millones para Taiwán. Pero Johnson necesitó los votos de los Demócratas debido a la oposición de los Republicanos radicales. En la cámara alta la ley fue refrendada por una abultada mayoría (79-18) de senadores de ambos partidos.
Donald Trump ejerce una gran influencia sobre los congresistas Republicanos, que a diferencia de sus colegas en el Senado tienen que someterse a la reelección cada dos años. Trump y una parte de los legisladores del GOP quieren cortar toda ayuda a Ucrania. El partido está dividido entre los aislacionistas del America First y los tradicionales multilateralistas. Los primeros quieren recortar dramáticamente la deuda (34 billones) y el déficit público (1,6 billones). Pero no pueden cuadrar el círculo porque abogan por reducciones de impuestos. Y ningún partido se atreve a reformar las grandes partidas del presupuesto federal: las pensiones, el gasto militar y los sistemas de seguro médicos Medicare y Medicaid. Los intereses sobre la deuda nacional pronto serán la primera partida del presupuesto. Los Demócratas, cuya mayoría en el Senado es de 52 a 48, quieren aumentar el gasto y los impuestos a las grandes empresas y los más ricos.
La radicalización del GOP se inició después de la derrota de George H.W. Bush ante Bill Clinton en 1992. Los pesos pesados del partido decidieron incorporar a los grupos cristianos protestantes, cuya población asciende a 163 millones. El GOP adoptó posicionamientos radicales en contra del aborto, la inmigración y abandonó la secularidad. Se escoró más a la derecha durante el mandato de George W. Bush, cuyo intento de democratizar Afganistán e Irak después de los ataques del 11 de septiembre no fue realista. El Tea Party fue aún más fanático. Logró que gobernadores del GOP rechazaran financiación federal para inversión en infraestructuras de transporte, energéticas y renovables. Donald Trump aplicó políticas aún más radicales en dichos ámbitos. Incorporó el aislacionismo, las guerras comerciales contra rivales y socios, y tensó las alianzas de EEUU.
Desde su creación en 1854, el GOP ha logrado que diecinueve de los suyos ocuparan la Casa Blanca, por quince los Demócratas. Francis Preston Blair fue clave en la fundación del GOP. Unió a los que se oponían a la expansión de la esclavitud, abolicionistas, whigs y Demócratas hastiados con el excesivo poder de Andrew Jackson.
Abraham Lincoln salvó la unión y acabó con la esclavitud. El GOP recibía el voto de los protestantes del norte, empresarios y agricultores de clase media y ex esclavos. Ganó la mayoría de elecciones presidenciales desde el final de la guerra civil hasta que Franklin Roosevelt sacara al país de la Gran Depresión y lo liderara durante la Segunda Guerra Mundial (1932-1945). Durante la Reconstrucción después de 1865, el gobierno intentó unir al país y reparar las desigualdades causadas por la esclavitud. Aplicó mano dura contra los sureños blancos que mantenían la segregación racial y mayoritariamente votaban por los Demócratas. Los racistas del sur no fueron doblegados hasta que Lyndon Johnson consiguió con apoyo Republicano la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964. Johnson tuvo que romper con el ala sureña de su partido, encabezada por su mentor, el senador Richard Russell de Georgia. Russell fue gobernador de Georgia (1931-1933) y senador (1933-1971) durante un largo periodo. Johnson era consciente de que su legislación provocaría que la población blanca del sur se pasara al partido Republicano.
Desde la presidencia de Ronald Reagan (1980-1988) únicamente un miembro del GOP (George W. Bush) ha ejercido dos mandatos. Reagan repetía que el primer mandamiento de cualquier Republicano era no atacar a otro. En lugar de pelearse entre ellos, los Republicanos deberían aprender de su ilustre pasado. De lo contrario los Demócratas pueden alzarse con la mayoría en una o ambas cámaras en noviembre.
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