Sin Perdón

La resistencia de Sánchez

«No hay duda de que ha conseguido una cohesión que no tuvieron ni González ni Zapatero»

La trayectoria política del presidente del Gobierno ha cimentado el convencimiento de que su capacidad de resistencia es una de sus virtudes. No hay duda de que los diferentes contratiempos que ha superado con éxito avalan esta afirmación, aunque hemos visto caer a todos sus antecesores que inicialmente parecía que saldrían de La Moncloa cuando quisieran y rodeados del apoyo popular. Es bueno recordar que tuvieron un final de presidencia desastroso. La realidad es que el cansancio, los errores, las crisis o los escándalos se abrieron paso, también, con una firme determinación. A los Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy victoriosos, podemos contraponer la derrota final que sufrieron. No creo que Sánchez sea la excepción. Suárez dimitió al ser traicionado por los barones de su partido e intentando parar un golpe de Estado, González sufrió un gran número de escándalos de corrupción y no se supo retirar a tiempo, Aznar fue incapaz de gestionar adecuadamente el mayor atentado de la historia de España y provocó la derrota de su candidato, la crisis económica acabó con Zapatero que se apartó para que la derrota no fuera aún mayor y Rajoy sufrió las consecuencias de no gestionar los problemas de corrupción que afectaban a su partido y la traición del PNV en la moción de censura acabó con su presidencia.

En los cinco casos se pueden citar más errores o problemas. Sánchez afronta un escenario que es muy difícil de superar, aunque ha conseguido rodearse de una guardia pretoriana y un partido que han abandonado cualquier atisbo de autocrítica y coherencia ética. No hay duda de que ha conseguido una cohesión que no tuvieron ni González ni Zapatero. Esa resistencia, que responde a una necesidad de supervivencia y a las singularidades de su personalidad, le hace inmune políticamente a los procesos judiciales que afectan a su familia y los escándalos de corrupción de su Gobierno y su partido. Otra cuestión es un desgaste personal que es fácil de identificar. No solo tendrá que resistir la evolución de esos procesos, en lo que cuenta con un enorme apoyo mediático y una capacidad propagandística impresionante, sino los problemas con sus socios y aliados. No sé si conseguirá agotar o no la legislatura, pero me recuerda lo que vivieron González y Zapatero en su última etapa.