El trípode

Rusia y la guerra a la espera de Trump

La única posibilidad de un final de la guerra mediante una negociación –y no mediante una «ilusoria» derrota militar de Rusia– reside en que sea Donald Trump el ganador.

La guerra en Ucrania parece «estancada» en los frentes actuales, a la espera del resultado de las elecciones presidenciales de EE.UU. el próximo martes 5 de noviembre. La única posibilidad de un final de la guerra mediante una negociación –y no mediante una «ilusoria» derrota militar de Rusia– reside en que sea Donald Trump el ganador.

No es una mera opinión partidista sino una evidencia para cualquier observador que se acerque objetivamente y sin prejuicios a la realidad estadounidense, ya que no hay duda alguna de que si gana Kamala Harris, la única variación consistirá en que pasaría de ostentar la vicepresidencia con Joe Biden a ser la titular de la Casa Blanca. O lo que es lo mismo «cambiaría algo para que todo siga igual», en esa guerra. Ese conflicto bélico comenzó bajo la administración demócrata de Obama con la revolución del Maidan en Kiev en febrero de 2014, que derrocó al presidente Yanukovich alineado con Rusia y que había suspendido el Acuerdo de Asociación de Ucrania con la UE. Es preciso conocer esas causas que han llevado a la actual situación, para no incurrir en diagnósticos superficiales cual si se tratara de una guerra entre los «buenos» (Occidente con EEUU al frente) y los «malos» (Rusia con Putin). Y que debe entenderse –que no es lo mismo que «justificarse»– como una guerra para delimitar las respectivas zonas de influencia de EE UU y Rusia en Europa, límites que la OTAN y el Pacto de Varsovia establecieron hasta la desaparición de la URSS. Ahora China y Rusia lideran la alianza económica de los BRICS que ya superan en 5 puntos la aportación al PIB mundial que representan los 7 países más industrializados del G-7. Y Putin dio comienzo a la invasión de Ucrania, haciéndola coincidir en febrero de 2022 con los 8 años de la revolución del Maidan de Kiev en 2014 y con la firma en Pekín de un Tratado bilateral de cooperación en el que ambas potencias daban por acabado el orden geopolítico global unipolar al mando de EE.UU. y vigente desde 1991. Esa guerra es híbrida y en diversos frentes, como el atentado terrorista del pasado 15 de mayo contra Robert Fico, el presidente (prorruso) de Eslovaquia, a manos de un «poeta» alineado con un movimiento político opuesto a Rusia. Ahora Fico ha manifestado que Zelenski ha denominado a su plan para acabar con la guerra como «plan para la victoria», solicitando a sus aliados de la OTAN, misiles de medio y largo alcance para atacar a Rusia en su territorio. «Eso no es la victoria, es la Guerra Mundial», ha afirmado. Y tiene razón.