El buen salvaje
¡Sabotaje!
Este ministro nos debe no solo una explicación, como el alcalde berlanguiano, sino el alcance justo de una dimisión o una sustitución urgente
Cada vez que fallan las infraestructuras, el Gobierno echa las culpas a un sabotaje. Es como la película del mismo nombre de Alfred Hitchcock, no hay quien la entienda pero es entretenida, para cuando acaba todo es un «macguffin», por lo que poco importa el guion: el caso es que uno ha estado hora y media pegado a la pantalla persiguiendo una liebre que resultó ser falsa. Es lo que hace Óscar Puente: nos lanza hipótesis increíbles que no van a ninguna parte. Lo malo es que el común puede creerse una película, pero no una serie completa. Los fallos de los trenes de los últimos meses no se corresponden con ningún sabotaje sino con el fallo de una gran estructura, la de Renfe, que llegaba antes de hora y ahora no se sabe si arrancará. He sufrido varias veces los desmanes del ministro. Resulta que la del sur es mi ruta. Llegadas a deshora, paradas inexplicables, retrasos letales e incluso cancelaciones difíciles de explicar a un jefe: «Marhuenda, que no llego a la reunión». Bebés llorando por la falta de aire acondicionado, ancianos hartos de aguantar la misma postura y jóvenes de lengua fácil que envolverían al titular de transportes en un rollito de primavera en julio. Ese es el panorama.
Llevo viniendo a Madrid desde que salía el expreso de medianoche, donde se hacían amistades alrededor de un Ducados o un cigarrito de la risa; luego, el rápido; después, el talgo y, finalmente, el Ave. Nunca el servicio ha sido tan nefasto y las mentiras, tan evidentes. Me atrevo a decir, por todos los compañeros de tren de los últimos meses, que este ministro nos debe no solo una explicación, como el alcalde berlanguiano, sino el alcance justo de una dimisión o una sustitución urgente. No sólo es negligente sino temerario. Es el ejemplo sin metáforas de lo que le sucede a España: todo va mal pero la culpa es del enemigo exterior, la ultraderecha, un sabotaje, un juez con mala baba, en fin, lo que viene siendo un contubernio judeo-masónico. Franco resucitado entre las vías, el fascismo haciendo luz de gas a una catenaria.