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Parresía

Sánchez bunkerizado

Emiliano García-Page dejó caer el otro día que Pedro Sánchez «resiste» porque no puede permitirse el lujo de dejar de estar protegido en La Moncloa.

Os vuelvo a recomendar, desde este humilde rincón, que veáis la serie «Vota Juan», perfecta para el momento repugnante que estamos viviendo los españoles. Por cierto, ojalá se anime Santiago Segura y lleve al cine su «Torrente, presidente». Sería otro exitazo en taquilla, más parecido a un documental que a una peli cómica porque, en este país nuestro, la realidad supera con creces a la ficción. No lo digo solo yo, lo comenta en una entrevista el propio cineasta, ojiplático –como todos, incluida la izquierda y sus ilustres, véase la opinión del gran José Sacristán– ante las impactantes ramificaciones de los casos de corrupción que afectan al corazón del sanchismo.

El caso Koldo ha derivado en caso Cerdán y vete a saber lo que vendrá después... Antes de suspender su agenda y de «bunkerizarse» en La Moncloa, Pedro Sánchez se ha presentado en el Congreso y ha cometido el error de llamar «anécdota» al hecho de que sus dos exsecretarios de organización sean presuntos corruptos de manual. «Ladrones cutres», como bien subrayó Rufián, piezas que encajan en una turbia trama de mordidas, fontanería y prostitución con al menos una década de trayectoria y epicentro en Navarra. Los socios se le han echado encima al presidente, pero ojo, esos mismos siguen sosteniéndole. Aceptando reunirse con él en La Moncloa aunque nada de fotos, no sea que se les mancille la imagen. Las palabras encendidas del presidente del Gobierno, este miércoles en el Congreso, rebosaban rabia y soberbia. Imposible no pensar en lo que deben soportar sus colaboradores más cercanos, atrapados en una espiral de autodestrucción política.

Cuatro votos no son un mundo para presentarle a Sánchez una moción de censura, y el Partido Popular es muy consciente de ello. Los socios tienen en sus manos la llave del cambio. Los socios y el propio partido socialista, si fuera necesario, rompiendo la disciplina de voto.

¿Aguantará el presidente del Gobierno? Desde luego, él tiene esa intención, incluso si los próximos audios comprometedores le incluyen. Emiliano García-Page dejó caer el otro día que Pedro Sánchez «resiste» porque no puede permitirse el lujo de dejar de estar protegido en La Moncloa.

Muchos analistas coinciden en que el fin del sanchismo está cerca. Más le vale al PSOE, que se desangra entre imputados y traiciones. Ayer, en el Congreso, las caras largas de los diputados socialistas lo decían todo.

El PSOE es uno de los pilares de nuestro sistema democrático y una tiene la sensación de que ha sido secuestrado por un liderazgo obsesionado con el poder a cualquier precio. Se han pisoteado principios, se ha pactado con quienes desprecian España. Ojalá se atienda a la voluntad popular.