Sin Perdón
¿Sánchez cumple sus compromisos?
«En este caso, las normas y los compromisos no son ni universales ni objetivos, sino que dependen de los intereses del sanchismo»
La realidad es que no, pero a una parte de la sociedad española no le importan estas cosas. Es el nivel de relativismo moral que hemos alcanzado. En este caso, las normas y los compromisos no son ni universales ni objetivos, sino que dependen de los intereses del sanchismo. Es la conversión de la política en el arte del engaño, el cortoplacismo y la ficción. Una vez más no importa, porque el bien a proteger para la izquierda política y mediática es la continuidad de Sánchez. Por ello, aceptan la excéntrica afirmación de Yolanda Díaz de que los españoles han decidido que gobiernen los progresistas. Es bueno recordarle que el PNV y Junts son la quinta esencia de la derecha más rancia. Todo el mundo recuerda lo que dijo el líder del PSOE en 2019: «A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo hoy y aquí a traerle de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia». Es evidente que este compromiso está exento de cualquier ambigüedad. No necesita ser interpretado.
Desde entonces, hemos comprobado cómo indultaba a los condenados por el Supremo y hacía desaparecer el delito de sedición y modificaba el de malversación para complacer a los independentistas. El servicio de propaganda socialista ha puesto en marcha una campaña, con la ayuda de los juristas amantes del uso alternativo del Derecho, para justificar que el referéndum y la amnistía tienen cabida en la Constitución. Tanto mérito e ingenio tendrá su justa recompensa, porque las instituciones están para recompensar a los amigos. Me recuerdan a los Cronistas que eran historiadores cuya misión era glorificar a los monarcas y sus gestas. Por cierto, con una notable altura que era fruto de su amplia cultura. Hemos escuchado a Chivite defender su pacto con los herederos de ETA frente a la «involución de la derecha». Es lo que podemos esperar del socialismo del siglo XXI. Por tanto, el regreso de Puigdemont no será para que rinda cuentas ante la Justicia sino para recibir, como decía irónicamente Ayuso, la gran cruz de Isabel la Católica o la de Carlos III.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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