Al portador

Sánchez para siempre y los falsos profetas demoscópicos

Feijóo ha ganado, pero se ha estrellado por la división de la derecha y por la fidelidad de los votantes socialistas, así de simple

Santiago Alba Rico, escritor y filósofo más bien marxista, votante confeso de Sumar, escribía hace unas semanas en El País que «la derecha no sabe ganar y la izquierda no sabe perder». Eran los días en los que los profetas demoscópicos, ahora falsos, aseguraban que el PP de Feijóo ganaría las elecciones y también que gobernaría. Alba Rico, nieto, por cierto, de Santiago Alba Bonifaz (1872-1942), varias veces ministro en la Restauración y que rechazó la oferta de Alfonso XIII de presidir el Gobierno en 1931, ha tenido razón. No por lo que ocurrió en las elecciones del domingo, pero sí porque el 23-J la derecha no supo ganar y la izquierda tampoco perder. El veredicto de las urnas ha dejado un paisaje político inestable, pero menos incierto de lo que podría parecer en ausencia de mayorías claras. Feijóo no se mudará a La Moncloa y quizá haya Sánchez «para siempre», al son del pegadizo «Amigos para siempre», compuesto para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, con aquella interpretación inolvidable de José Carreras y Sara Brigthman.

Cataluña ha sido el bastión de Sánchez y el sanchoyolandismo eufórico. En España es imprescindible obtener un mínimo de escaños catalanes y vascos para alcanzar una mayoría suficiente. Por otra parte, la «sorpresa» del 23-J tampoco ha sido tanta sorpresa. Con humildad, este cronista, en esta misma página, apuntaba el 13 de junio la existencia de voto oculto –vergonzante– del PSOE, como lo hubo del PP en tiempos de Felipe González. (Entre paréntesis, un escribidor puede pensar lo que quiera, pero debe contar lo que ve y lo que cree que puede pasar, no sus deseos). Los profetas, falsos, de la demoscopia no lo detectaron y tampoco los corifeos de Feijóo, pero en La Moncloa confiaban en esa opción, a la que le dio alas el torpe manejo del PP de los acuerdos con Vox en Comunidades y Ayuntamientos. Abascal, claro perdedor el 23-J, fantasea con liderar todo a la derecha del PSOE. No es probable, pero tampoco imposible. Si lo logra, se convertiría en oposición institucional, porque nunca llegaría a gobernar. Feijóo ha ganado, pero se ha estrellado por la división de la derecha y por la fidelidad de los votantes socialistas, así de simple. Sánchez, con más o menos equilibrios, seguirá en La Moncloa cuatro y quizá más años. Los paladines de la repetición electoral deberían entender que solo serviría para apuntalar más el sanchismo, que ahora se cobrará sus facturas pendientes. Tezanos continuará en el CIS, hay falsos profetas, la derecha no sabe ganar y la izquierda no sabe perder, aunque sea la tesis del marxista Alba Rico.