La sociedad española no es demasiado consciente de que la Sanidad Pública de la que disfrutan, una de las mejores del mundo, descansa sobre los bajos sueldos de médicos y enfermeras, en relación con los emolumentos que perciben estos profesionales en otros países. De ahí, que no se entienda la posición absurda de la ministra de Sanidad, Mónica García, que, a la hora de elaborar una reforma del estatuto marco de los profesionales de la Medicina, en lugar de avanzar hacia unas condiciones de trabajo y formación más adecuadas a la labor impagable de nuestros médicos, supone en muchos aspectos un retroceso. Había, pues, sobradas razones para acudir ayer a la huelga y reclamar una negociación sobre bases reales, y seguirá habiendo razones de sobra para continuar con las acciones de protesta como la de ayer, que, por cierto, fue un éxito inocultable.