El trípode del domingo
La solemnidad de la Asunción
La solemnidad de la Asunción de la Virgen María, definida como dogma por el Papa Pío XII, se celebrará el próximo jueves
Este próximo jueves es la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los Cielos. Es el cuarto, -y hasta ahora-, último Dogma Mariano, junto al de la Maternidad Divina de María, el de su Virginidad perpetua (antes, durante y después del parto) y el de la Inmaculada Concepción. Fue definido por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 en una gran ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Para una parte de fieles de la Iglesia sigue abierta la posibilidad de que acaso llegue un día en que pueda definirse como Dogma, a María «corredentora, medianera y abogada de todas las gracias», aunque esa puerta permanece cerrada actualmente. El Dogma de la Asunción fue relativamente próximo -menos de un siglo- al de la Inmaculada, dada la estrecha relación teológica entre ambos, aunque su definición soslayó la respuesta acerca de si -libre de pecado alguno- la Virgen María murió y fue asunta al cielo inmediatamente, o ni siquiera falleció.
La definición dogmática afirma que «... cumplido el tránsito de su vida terrena, fue asunta...». Hay no pocos acontecimientos en la Historia marcados por esta fecha del 15 de agosto y vinculados a la Asunción de María, incluso antes de su definición como «verdad de Fe divinamente revelada». Un suceso muy ligado a esa proclamación, fue que Eugenio Pacelli, el futuro Pío XII, estaba estrechamente vinculado a la Virgen de Fátima al haber sido ordenado obispo -por el Papa Benedicto XV en la capilla Sixtina del Vaticano-, exactamente la misma mañana en que Ella se aparecía por la vez en Fátima, el 13 de mayo de 1917.
Y así, en la víspera del 1° de noviembre, día de la definición del Dogma y en los dos días siguientes, observó desde los jardines vaticanos el «milagro de la danza del sol» del 13 de octubre en Fátima. Asimismo, y sin duda al tener muy interiorizada esa providencial coincidencia, 25 años después, en 1942 y en plena Segunda Guerra Mundial con el Tercer Reich en pleno apogeo, consagraría «el mundo al Inmaculado Corazón de María», el 31 de octubre, último día del mes del Rosario.
La historiografía de la Guerra acredita que ese inmediato posterior mes de noviembre de 1942, produjo un auténtico «parte aguas» de la misma, con las derrotas sucesivas del Eje en el Alamein, Stalingrado y Guadalcanal. La Guerra en efecto finalizará tres años después con la derrota del Eje del Tercer Reich alemán y el Imperio japonés. Acabará cuando el emperador del Japón Hiro Hito, lo anunció el 15 de agosto de 1945. La solemnidad de la Asunción de la Virgen.
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