«De Bellum luce»

El teatro que nos viene de Valencia

Ahora que se cumple el año, por muchos actos de publicidad que se preparen, la realidad es que para la seguridad de los valencianos han cambiado muy pocas cosas

Llega el aniversario de la trágica DANA. Y ya podemos ir preparándonos para un despliegue de compungidos políticos, con ese gesto bien ensayado de tristeza solidaria, con ese fingido discurso de que no es tiempo de meterse con el enemigo político porque lo importante son las víctimas. Para, a renglón seguido, si no lo dicen ellos, ya se encargarán quienes les hacen la colada de sus trapos sucios de difamar a ese enemigo político. En la Palma, tres años después del volcán, las familias siguen viviendo en barracones, del fuego, al olvido. En Valencia, se han desplegado muchas promesas, se han hecho proyectos parciales de reconstrucción, siempre sobrados de publicidad, y se han ejecutado los movimientos políticos más rentables. Y ya, y lo digo mirando a la Generalitat y también a Moncloa.

Ahora que se cumple el año, por muchos actos de publicidad que se preparen, la realidad es que para la seguridad de los valencianos han cambiado muy pocas cosas, al margen de que ahora sí se activen las alertas a la mínima de cambio para cubrirse las posaderas si el tiempo amenaza lluvia.

El Plan para la recuperación y mejora de la resiliencia frente a las inundaciones en la Comunidad Valenciana está pendiente de la aprobación definitiva con posibles rechazos municipales y de compatibilidad con los planes urbanísticos ya existentes. Los drenajes sostenibles dicen que tardan en desarrollarse y requieren cooperación intermunicipal y cambios de normativa urbanística. Y recuperar humedales, la reforestación y la restauración del territorio, para que actúe como esponja natural, también es a medio-largo plazo. Muchas de las infraestructuras recogidas en los ejercicios de propaganda no han pasado de la fase de estudio o tramitación. En ningún caso se ha visto una ejecución masiva con plazos firmes. Hay zonas secundarias, barrancos pequeños, distritos periféricos de los municipios que siguen siendo muy vulnerables. Para que las infraestructuras funcionen deben además integrarse en planes urbanísticos y normativas que eviten construir en zonas inundables, y no basta con hacer nuevo, hay que mantener los cauces, revisar los márgenes, hacer una limpieza periódica.... En todas estas actuaciones se cruzan competencias estatales, autonómicas y municipales, y esto exige de una fuerte coordinación y de recursos técnicos.

Pero, sobre todo, de voluntad política. Esa voluntad política, en Valencia está hipotecada únicamente a la obsesión de Carlos Mazón por mantenerse en el poder y seguir al frente del PP regional. Y la voluntad que debería haber en Moncloa podría resumirse en la obsesión porque algunos paguen la afrenta que sufrió el presidente en Paiporta.