Biblioteca Harley-Davidson

Terror estival

Seamos justos: nuestra generación se lo bebió todo y se lo fumó todo. Es normal que ahora nos cueste dormir y hasta respirar

Uno está acercándose a la tercera edad. Tiene hijos, un trabajo aceptable y una vida bastante bien vivida. Uno tiene buenos amigos, quienes también tienen hijos, trabajos aceptables y una vida etc. Tanto yo como mis amigos siempre hemos recibido la llegada del verano con simpatía. Siempre nos ha parecido que llevaba aparejados contenidos de descanso, sensualidad, aperitivos y alegría. Sin embargo, lo que me cuentan últimamente ha sembrado en mí la semilla de la duda.

Me explican que la subida de temperaturas del calentamiento planetario provoca problemas de salud, lipotimias, noches de mal dormir, dificultades para respirar… Los programas de remedios, calidad de vida y salud que emiten radios y televisiones (probablemente los más terroríficos de hoy en día junto al boletín oficial de Hamás) denuncian los innumerables perjuicios del calor. Por si eso fuera poco, nos vemos cercados por los turistas y si intentas escaparte unos días a Baleares para alejarte de todo (práctica habitual aquí en el mediterráneo) te piden ahora, por alquilar un mes un apartamento, una cantidad con la que se podría comprar media provincia de Cáceres.

Seamos justos: nuestra generación se lo bebió todo y se lo fumó todo. Es normal que ahora nos cueste dormir y hasta respirar. Cuando yo era joven, recuerdo veranos igual de asfixiantes, solo que no teníamos estadísticas para comparar. Los turistas eran ya tan imbéciles como siempre y la estupidez igual de popular. Somos nosotros quienes hemos envejecido y los contratiempos nos resultan más insufribles.

Mi propuesta es ampliar el delito de terrorismo a todas esas cosas inaguantables. No solo a los golpistas, sino también a los variados programas de sanidad y calidad de vida que nos avisan de peligros e incluso ¿por qué no? a las cartas de presidentes sentimentales aburriéndonos con lo mucho que quieren a su novia. Ampliaciones así gozarían, creo yo, de un indiscutible respaldo general.