Sin Perdón
Todo sigue igual para el sanchismo
«Al margen de sus aciertos y desaciertos, el PP ejerce el papel que constitucionalmente le corresponde»
Tras un fin de semana de culto a la personalidad, la realidad es que todo sigue igual. No han desaparecido los diferentes frentes que afectan la credibilidad de Sánchez. Es cierto que la fiel izquierda política y mediática está a su lado. Ha conseguido colocar la mercancía deteriorada que le sirve para justificar los escándalos de corrupción y los problemas judiciales que afectan a su familia. El argumento es que todo es muy raro, ya que hay una conspiración de los jueces contra Sánchez. Por ello cuestionan, incluso, la preparación de los magistrados del Supremo. Los que critican el escaso nivel académico y profesional de muchos de los miembros de la ejecutiva del PSOE o del Gobierno se erigen en inquisidores. Cuando los jueces investigaban la Gürtel u otros casos que afectaban a personas del PP consideraban que era muy acertado y que eran, por supuesto, culpables. En cambio, la familia presidencial lo ha hecho todo bien y los señalados por Aldama son inocentes.
No censuran que la exquisita y elegante vicepresidenta Montero afirme que «el PP no tiene un proyecto para España. Su único proyecto es tumbar a Sánchez. Es un proyecto golpista». He pensado que le traiciona el inconsciente y se refiere a la moción de censura de Sánchez, con la ayuda de los comunistas y los independentistas, aunque sabían que todo era una burda manipulación para hacer caer al Gobierno del PP. En ese caso no importaba. En cambio, ahora no existe ningún proyecto golpista salvo en la delirante imaginación de Montero que quiere hacer méritos para suceder a Sánchez. Es otra conversa que agradece la generosidad del líder. Al margen de sus aciertos y desaciertos, el PP ejerce el papel que constitucionalmente le corresponde y que es habitual para una formación que está en la oposición. Lo hace en el contexto de una deriva autoritaria de Sánchez que no tiene ningún pudor a la hora de mentir. Nadie cuestiona ni la legitimidad ni la legalidad del presidente del Gobierno, pero supongo que se podrá poner de manifiesto su pertinaz incoherencia y el sistemático incumplimiento de sus compromisos. La realidad es que no necesita más aduladores, conversos, mercenarios, aprovechados y millonarios que buscan con sus productoras ganar más dinero.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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