Historia

Dinamarca

Baleares y la Segunda Guerra Mundial

La Razón
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Una magnífica exposición auspiciada por su Autoridad Portuaria (APB) recorre los principales puertos de Baleares tras un trabajo de investigación llevado a cabo por profesores de la Universidad Balear (UIB) basados en archivos de vuelos fotográficos realizados por aviones ingleses, alemanes y estadounidenses sobre la cuenca mediterránea durante la Segunda Guerra Mundial.(1)

Podríamos decir que la primera parte del conflicto se desarrolló sobre suelo europeo: invasión alemana de Polonia (Sep. 1939); ocupación de Dinamarca y Noruega (Abril 1940); capitulaciones de Holanda y Bélgica (Mayo 1940); Batalla de Francia, firma de la rendición en Compiegne y entrada de Italia en la guerra (Junio 1940).

España, que en abril de 1939 salía de una cruenta guerra, siente de cerca el conflicto cuando la descubierta de una «panzer divisionen» apoyada por escuadrillas de «stukas» aparece en la explanada de la estación de ferrocarril de Hendaya, extendiéndose hasta el mismo puente internacional que une Francia con España.

En el juicio de la Historia quedará para siempre la incógnita de lo que hubiera pasado si aquella «guerra relámpago» hubiese tenido continuidad hasta alcanzar Gibraltar y el norte de Africa, donde España mantenía su Protectorado y desde 1940, tras el vacío de poder por la invasión alemana de Francia, se había hecho con el control de Tánger. Porque la segunda parte de la Guerra –dominada prácticamente Europa salvo las Islas Británicas– se desplazó hacia el Mediterráneo, convencidos los aliados de que sólo un envolvimiento por el sur podía debilitar al Eje, tanto colapsando sus fuentes de suministros, como ejercitando difíciles maniobras conjuntas y combinadas, a modo de necesarias prácticas y experiencias preparatorias del definitivo desembarco en las playas de Normandía. Una prestigiosa revista de historia (2) guiada en este tema por la sabia pluma de David Solar refiere, tras analizar las claves del reembarque de Dunkerque(3), la serie de desembarcos anfibios realizados en Casablanca, Orán y Argel (noviembre 1942) y posteriormente tras Lampedusa y Pantelaria, en Sicilia, Messina y la propia península italiana.

A los tiempos de este «frente mediterráneo» corresponden la mayoría de las fotos que ahora se exponen, superados años de archivos secretos. Los principales fondos proceden de Medmenham, el centro de interpretación fotogramétrica de la RAF, ubicado en una ribera del Támesis, en el que trabajaban 1.700 personas en su mayoría mujeres.

Las Baleares, situadas en el centro de la cuenca del Mediterráneo occidental, podían convertirse en cualquier momento en base de operaciones decisivas para los ejércitos del Eje o para los Aliados, dada su posición estratégica capital como base aérea y naval tanto para atacar como para defender rutas marítimas vitales, como las que unían a Francia con el norte de África, como las que se extendían hacia Malta y Suez. Un memorándum USA de 12 de diciembre de 1942 concluía que «España podía tener la llave de esta parte del Mediterráneo» y contemplaba como necesaria una posible invasión de las Baleares. Por el contrario en marzo de 1943, antes del desembarco de Sicilia, otros documentos aliados consideraban que Alemania era la que estaba dispuesta a conquistar la Península y Baleares.

Lo importante de esta muestra es que nos obliga nuevamente a considerar aquella España de nuestra postguerra, releyendo los testimonios de personajes clave en aquellos difíciles momentos como Serrano Suñer(4), el embajador del Reino Unido Sir Samuel Hoare o el de los Estados Unidos, Carlton J. Hayes o José María de Areilza (5).

Siempre nos quedará la incógnita sobre las maniobras políticas y estratégicas que hizo aquella España para no entrar en la nueva guerra. En mi opinión, la principal, evitar otro desgarro como el sufrido tres años antes. En el aire las conversaciones entre Hitler y Franco, precisamente en Hendaya, el despliegue y retirada de la División Azul en el frente ruso, los relevos en el Ministerio de Asuntos Exteriores y los contactos y apoyos de los aliados especialmente de Reino Unido y de los EE.UU. Pero el haber mantenido en pie de guerra a parte de los Ejércitos y la Armada –hubo quintas con servicio militar de siete años– entrañaba el poder disponer de cierta capacidad de decisión, algo al estilo de lo que hizo Suiza durante la contienda.

Pero, ante la permanente crítica a nuestra propia Historia, sostengo como indiscutible valor que en las dos Guerras Mundiales del siglo XX España se mantuviera al margen. Para nada es un valor desdeñable. La exposición «Vigilados desde el Cielo» da ciertas claves de este porqué.

(1) APB. Puede verse en la Isla del Rey, Puerto de Mahón, todo el mes de Julio. QR_castella_BAIXA.pdf

(2) «La Aventura de la Historia» núm. 225

(3) Próxima a estrenar una película de Christopher Nolan.

(4) «Entre Hendaya y Gibraltar» EPESA. 1947.

(5) «Embajadores en España». Instituto Estudios Políticos. 1947.