
Sin Perdón
Trump y el rencor de la izquierda
«Parece que siguen siendo más, a pesar de las protestas, los que le apoyan»
Haga lo que haga es cuestionado, ridiculizado y difamado, porque los pijoprogres no pueden soportar sus éxitos. Hay que matizar que denominar izquierdistas a los demócratas, dirigidos por multimillonarios, es un insulto a la inteligencia. Las polémicas medidas económicas de Trump buscan favorecer a las clases populares estadounidenses que se han visto perjudicadas por las políticas de presidentes sobrevalorados como Obama o Biden. Es cierto que los demócratas gozan de buena prensa, porque una amplia mayoría de los medios de comunicación les apoyan y, como sucede en el Viejo Continente, los periodistas son mayoritariamente progresistas. Hay que partir de la base que queda mejor definirse de esta forma, aunque gocen de buenos patrimonios y cuentas corrientes abultadas. El absurdo en Europa llega al límite de considerarse un mérito haber defendido ideas comunistas, incluso las más radicales. Esto no solo sirve para medrar en los medios de comunicación y la política, sino que la derecha goza colocándolos como ministros, diputados o senadores. En España, no hay más que ver la trayectoria del PP. No solo gustan los excomunistas, sino que es un gran mérito, también, haber sido de Vox o Ciudadanos. La verdad es que no aportan nada. En unos casos sirven para que algunos superen el complejo de que les consideren de derechas mientras intentan atraer a los rebotados del partido de Abascal en un fútil intento de conseguir votos. Es más sencillo defender, como hace Ayuso, la ideología del PP sin complejos. Al igual que sucede en España, el pijo progresismo se moviliza contra Trump. Esto sirve para que los siempre objetivos, dicho irónicamente, medios del régimen sanchista, encabezados por el NO-DO de RTVE, difundan la inconsistente idea de que los estadounidenses no lo quieren. Los demócratas tienen el problema de no contar con un líder y que sus ideas y propuestas son tan viejas que no funcionan. No hay más que ver las pésimas presidencias de Obama y Biden. Por supuesto, hay gente que no quiere a Trump, pero parece que siguen siendo más, a pesar de las protestas, los que le apoyan. Le han presentado como un político mediocre que pretende gobernar como un dictador. Es algo que muestra el profundo desconocimiento que existe en la izquierda europea sobre la política estadounidense y su sistema constitucional.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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