
A pesar del...
Trump, entre Truss y Reagan
Y lanzó una nueva consigna: «¿Está usted mejor que hace cuatro años?».
Reagan ganó las elecciones
Las últimas encuestas sugieren un retroceso de Kamala Harris. De ahí que toda la izquierda redoble sus esfuerzos para demonizar al máximo a Donald Trump. Y de ahí la insistencia en calificarlo como fascista, lo que resulta asombroso, dadas las notorias similitudes entre el antiliberalismo de los supuestos progresistas y el de los fascistas de toda la vida.
Hablando de liberalismo, comprendo y comparto el recelo de muchos liberales ante el candidato republicano, cuyas propensiones intervencionistas, como su proteccionismo en el comercio exterior, son diáfanas. Sin embargo, en otros aspectos, y lo probó durante su presidencia, sí tiene propuestas liberales plausibles, como la rebaja de impuestos y la desregulación del mercado interno.
Pues bien, esas medidas liberales del tipo supply-side han sido asimismo objeto de críticas por sus adversarios. Joseph C. Sternberg señaló en el Wall Street Journal, que la estrategia se parece mucho a la que empleó el establishment británico para liquidar a Liz Truss y su programa liberal en 2022. La fábula progre es que no se puede reducir la presión fiscal porque entonces todo estalla, las finanzas colapsan, suben los tipos y llega la recesión. En realidad, denuncia Sternberg, «la reducción fiscal propiciada por Truss, que nunca llegó a aplicarse, resultó un conveniente chivo expiatorio para una crisis económica creada por el consenso político socialista». En efecto, dicho consenso había generado una larga política monetaria represiva de los tipos de interés por el Banco de Inglaterra, más gasto público y distorsiones fiscales variopintas, que provocaron más tarde inflación y un bajo crecimiento, no por culpa de Truss.
En el mismo diario escribió Kenneth L. Khachigian un consejo para Trump, que este ha seguido en los últimos días, y que vale en realidad para cualquier candidato, particularmente para la oposición en España. Khachigian, que fue speechwriter de Ronald Reagan, recordó la campaña de 1980 que lo enfrentó con Jimmy Carter.
La situación pintaba mal para Reagan, porque Carter estaba haciendo una campaña centrada en el crecimiento de la economía. Hasta que Reagan le dio un giro a sus propios mensajes y propuestas de carácter económico. Puso el énfasis en la inflación, el paro, la cesta de la compra, los impuestos, es decir, en las condiciones concretas de la vida de la gente. Y lanzó una nueva consigna: «¿Está usted mejor que hace cuatro años?».
Reagan ganó las elecciones.
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