La situación

No es Ucrania, es Occidente

«La OTAN no puede consentir que Rusia se apodere de Ucrania por la fuerza. De manera, que deberá tomar medidas al respecto y de inmediato»

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, lleva semanas tratando de que la opinión pública francesa y europea alcancen a entender lo que resulta obvio para cualquiera que se pare a pensar cinco minutos: que la guerra de Rusia contra Ucrania es, en realidad, una guerra de Rusia contra Occidente; y si Occidente no admite lo que esa realidad supone, se equivocará.

Más de dos años después del inicio de la invasión, Ucrania no consigue desembarazarse del agresor porque no dispone de las herramientas bélicas que necesita. A Ucrania no le falta coraje, le faltan balas.

El Papa Francisco ha seguido la senda vaticanista tradicional de poner la otra mejilla, pidiendo a los ucranianos que no se obcequen tanto en recuperar la tierra que les pertenece. Bergoglio ha insinuado que rendirse ahora es mejor que mantener la lucha. ¿Quién gobernaría en Europa si se hubiera aplicado esa misma teoría cuando la Wehrmacht se enseñoreaba a un lado y otro del continente, en los primeros años 40?

Vladimir Putin seguirá en el poder después de la pantomima electoral que ha organizado estos días, después de eliminar físicamente al opositor Navalni y después de sacar de las candidaturas a cualquiera que no le haya aplaudido previamente.

Occidente puede adoptar el papel de aceptar al tirano del Kremlin como a un interlocutor válido, o puede plantarle cara. Pero si opta por esta segunda opción, habrá que hacerlo sin mojigaterías. Para empezar, poniendo en manos de los ucranianos los medios que necesitan para defenderse. Y, a partir de ahí, ayudar a que puedan contraatacar.

Este es un momento clave para adoptar esa decisión, porque las potencialidades de Rusia para alimentar su capacidad armamentística son importantes, pero no ilimitadas. Además, la guerra se ha alargado muy por encima de los planes de Putin, y el desgaste bélico, físico, emocional, económico y político, no resulta gratuito. Cuanto mayor deterioro sufra Rusia, más seguros estaremos los europeos.

La OTAN no puede consentir que Rusia se apodere de Ucrania por la fuerza. De manera, que deberá tomar medidas al respecto y de inmediato. Que Putin gane no puede ser una opción.