
País Vasco
El archipiélago de influencia vasca que está en América del Norte: aparece en 'Peaky Blinders'
Saint-Pierre y Miquelón, un pedazo de Francia frente a Canadá, presume de su herencia vasca y sorprende con su aparición en una de las series británicas más populares de la última década

Pocos lugares en el mundo combinan tanta historia, geografía singular e identidad cultural como Saint-Pierre y Miquelón, un pequeño archipiélago francés ubicado frente a la costa de Terranova (Canadá). Con poco más de 240 km² y una población que no supera los 6.500 habitantes, este territorio de ultramar guarda una estrecha relación con el País Vasco desde hace siglos. Lo curioso es que este enclave, poco conocido para muchos, aparece en la sexta temporada de Peaky Blinders, una de las series más aclamadas de la televisión británica.
La elección no es casual: Miquelón se convirtió en escenario del primer episodio de la temporada final de la serie, en el que Tommy Shelby, el icónico protagonista interpretado por Cillian Murphy, viaja allí para cerrar un negocio tras el fin de la Ley Seca en Estados Unidos. El lugar representa un territorio neutral y estratégico para los intereses del personaje. El guiño, aunque breve, ha provocado que muchos espectadores se pregunten: ¿qué es este lugar perdido en el Atlántico?
Una bandera que lo dice todo
Saint-Pierre y Miquelón es el único territorio francés en América del Norte, y aunque oficialmente ondea la bandera tricolor gala, muchos habitantes prefieren una bandera no oficial cargada de simbolismo. En ella se incluye un velero amarillo sobre fondo azul, referencia a la llegada del explorador Jacques Cartier; y tres emblemas a modo de homenaje a los orígenes de sus primeros colonos: Bretaña, Normandía… y el País Vasco.
Efectivamente, la ikurriña vasca ondea en esta bandera, un detalle que puede parecer anecdótico pero que en realidad resume siglos de historia. El nombre “Miquelón” se dice que puede provenir del euskera antiguo, una derivación de Mikeleune o Mikel, en alusión a San Miguel. La isla fue uno de los principales puntos de asentamiento temporal de balleneros y pescadores vascos desde el siglo XVI, cuando utilizaban estas aguas del Atlántico Norte como caladeros de bacalao.
La presencia vasca no se quedó en los siglos pasados. Aunque el euskera dejó de hablarse de manera cotidiana a finales del siglo XX, el último hablante, Martin Karrika, falleció hace décadas, su legado es tangible. En el cementerio local abundan los apellidos vascos: Olaizola, Urtubi, Lizarraga, Tellechea, por citar algunos.
Cada verano, en Miquelón se celebran fiestas vascas que incluyen exhibiciones de herri kirolak (deportes rurales vascos), bailes tradicionales y partidos de pelota vasca en el frontón local. Existe incluso una "Rue des Basques" (Calle de los Vascos) y algunos documentos antiguos en euskera se conservan en archivos municipales.
A nivel económico, el archipiélago sigue dependiendo en gran parte de la pesca, especialmente del bacalao, aunque el turismo ha ido ganando terreno. Las conexiones aéreas con París en verano, la posibilidad de hacer avistamientos de cetáceos y aves, y rutas de senderismo por su recortada costa, han despertado el interés de viajeros curiosos.
Su situación geográfica, a sólo 20 kilómetros de Canadá pero con alma francesa, lo convierte en un destino singular. Se utiliza el euro como moneda, se conduce por la derecha y se habla exclusivamente francés, aunque muchos comercios también aceptan dólares canadienses. Su huso horario es peculiar: media hora por delante de Terranova.
Una elección cinematográfica con peso
La aparición del archipiélago en Peaky Blinders no sólo aporta un toque exótico a la trama, sino que también sirve como recordatorio de lo estratégico y simbólico que fue este enclave en la primera mitad del siglo XX. Al estar fuera de Estados Unidos pero cerca de sus fronteras, ofrecía a contrabandistas, comerciantes y políticos una vía de entrada y salida en tiempos convulsos, como los años posteriores a la Ley Seca.
Saint-Pierre y Miquelón no es sólo el rincón pintoresco del Atlántico que visitó Tommy Shelby: es un lugar donde se cruzan Francia, Canadá y Euskal Herria; donde la historia europea se mezcla con la dureza del norte americano, y donde incluso la televisión global ha querido detenerse un instante para rendir homenaje a su singularidad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar