País Vasco

El pueblo argentino donde se habla en euskera y se juega a la pelota vasca: “No tenía ni idea de que existiesen sitios como este”

Esta localidad en La Pampa argentina se convirtió a partir de la década de los cincuenta en un rincón de identidad vasca al otro lado del mundo

Macachín, el pueblo argentino donde se habla en euskera y se juega a la pelota vasca: “No tenía ni idea de que existiesen sitios como este”
Macachín, el pueblo argentino donde se habla en euskera y se juega a la pelota vasca: “No tenía ni idea de que existiesen sitios como este”Nacho Z (@soynachoz)

En pleno corazón de La Pampa argentina, a más de 600 kilómetros de Buenos Aires, existe un rincón que parece sacado del País Vasco. Se trata de Macachín, un pequeño pueblo de apenas 6.000 habitantes donde ondean ikurriñas, se celebran fiestas tradicionales vascas y, sorprendentemente, se puede escuchar hablar en euskera. Hasta aquí llegó el creador de contenido argentino Nacho Z, conocido por su canal de viajes, que retrató lo que él mismo define como "el pueblo más vasco fuera del País Vasco".

El rincón vasco que nació por la inmigración del siglo XX

La sorpresa comienza desde la entrada del pueblo. Un cartel da la bienvenida en euskera, y en la plaza central se alzan varios monumentos dedicados a los inmigrantes vascos. Uno de ellos, el del tambero vasco, homenajea a quienes llegaron a comienzos del siglo XX buscando nuevas oportunidades en las vastas tierras argentinas. Allí los vascos vieron una oportunidad para asentarse, especialmente, como mano de trabajo en el campo naciendo lo que hoy en día es esta pequeña localidad. “Esto es el medio de la nada, kilómetros y kilómetros de campo, pero con una identidad vasca más viva que nunca”, comenta Nacho en su vídeo.

El fenómeno no es casual. A principios del siglo pasado, el gobierno argentino incentivó la inmigración europea hacia zonas despobladas del país. Fue así como muchos vascos, atraídos por las posibilidades del trabajo agrícola y ganadero, se asentaron en esta región remota. Los gallegos, por otro lado, tendían a asentarse en la zona de Buenos Aires, según cuenta Nacho en su vídeo. Pero lejos de dejar atrás su cultura, los vascos la trajeron consigo y la mantuvieron viva, generación tras generación. Estos inmigrantes vascos tienen su propio nombre grabado en un cartel, del que se puede leer el origen, dónde se asentaron y la descendencia de cada uno de ellos, como muestra Nacho en su vídeo.

Una de las personas más relevantes que trató de aunar toda esta identidad vasca en Macachín durante la década de los cincuenta fue Iñaki Unamuno, cuya estatua preside hoy una de las plazas del pueblo. Su empeño por esta preservación cultural quedó edificado en lo que es la Asociación Cultural Vasca de Macachín, conocida como Eusko Alkartasuna. La institución es hoy el epicentro de la vida vasca en el pueblo: "Todo lo vasco que existe en la ciudad está representado por esto". Además de funcionar como hotel y restaurante, el edificio alberga un club social donde se organizan clases de euskera, actividades culturales, y eventos deportivos tradicionales como la pelota vasca.

De hecho, Macachín cuenta con su propio frontón, donde se celebran torneos nacionales de pelota vasca, incluso con la mano para los más valientes, así como una cancha de bochas, una variante local de la petanca. “Es increíble ver cómo un deporte que no es originario de Argentina se ha arraigado tanto en este lugar”, destaca Nacho mientras muestra las instalaciones.

La presencia del idioma vasco también es notable. “Cuando me puse en contacto con los vecinos para organizar mi visita, algunos mensajes me llegaban en castellano y euskera”, explica. Los carteles bilingües son frecuentes, y aunque no todos los habitantes hablan euskera, su enseñanza y presencia cultural son constantes.

Pero lo que más sorprende no es la fuerte identidad vasca del lugar, sino su apertura. “Aquí no importa si tenés o no sangre vasca”, le dicen los miembros de la asociación cultural. “Este espacio es para todos, es parte del pueblo y está abierto a quien quiera participar”. Una actitud integradora que ha permitido que la cultura vasca siga viva incluso entre quienes no tienen ascendencia directa.

Un pedazo de Euskadi en la llanura argentina

Macachín no es el único ejemplo de diáspora vasca en el continente americano. Ciudades como Boise, en Estados Unidos, también han conservado fuertes vínculos con Euskadi. Pero lo de este pequeño pueblo en el interior argentino tiene algo especial. Su tamaño, su ubicación aislada y el fervor con que mantiene las tradiciones vascas hacen que destaque entre todos.

“Parece una postal vasca en medio de la llanura pampeana”, resume Nacho. Y razón no le falta. Desde los nombres en euskera hasta los platos típicos que se sirven en su restaurante aunque justo durante la visita de Nacho, lamentablemente para el youtuber, no hubiera los famosos pintxos vascos disponibles.

El retrato de Macachín por parte de Nacho ha sorprendido tanto a argentinos como a vascos: "Sabía de la cantidad inmensa de descendientes vascos que había en la Argentina, pero no tenia ni idea de que existiesen sitios como este, que tienen tan presente nuestra cultura vasca en su día a día", comentaba un usuario vasco en el vídeo del argentino. "Soy peruano y vivo en Bilbao desde 2008 y le tengo un cariño muy grande a esta tierra y a su gente", afirma otro usuario.

También en el apartado de comentarios destacaba el testimonio de Álvaro: "Gracias por dar visibilidad a este pueblo tan bonito. Actualmente, estamos tres chicos jóvenes del País Vasco trabajando por seis meses y con el poco tiempo que llevamos ya nos sentimos como en casa. La gente aquí es maravillosa y esperemos que el pueblo crezca tanto como se merece".

Macachín es un homenaje viviente a una cultura que ha sabido cruzar océanos sin perder su esencia. Para muchos, descubrir este enclave puede ser tan inesperado como emocionante. Un pedacito de Euskadi en el fin del mundo, donde la identidad vasca no solo se recuerda, sino que se vive con orgullo.