Pedro Sánchez
Alarma en el Vaticano por coronavirus a cuatro días de la visita de Sánchez
El último caso ha vuelto a encender las alarmas, pues se trata de un hombre residente en la Casa Santa Marta, donde vive el Papa. El otro foco está en la Guardia Suiz
No se si sabe mediante transmisión comunitaria o a través de casos importados, pero la covid circula por el Vaticano.El último caso, además, ha vuelto a encender las alarmas, pues se trata de un hombre residente en la Casa Santa Marta, donde vive el Papa. El enfermo es asintomático y fue puesto en aislamiento fuera de este complejo de habitaciones. Se mantuvo en cuarentena y se le realizó el test a sus contactos, pero el Vaticano no ha informado de que ninguna persona más tuviera que salir de Santa Marta, por lo que tampoco se teme por la salud de Francisco.
El otro foco está en la Guardia Suiza, el ejército al servicio del Pontífice, en el que se ha producido un brote. Primero fueron cuatro los militares contagiados y después la cuenta subió hasta 11, de los que tres ya se han curado. Los guardias conviven en los pequeños cuarteles del Vaticano y pasan muchas horas juntos, por lo que el contagio entre ellos parece fácil. “Se continúa vigilando las disposiciones tomadas por la Santa Sede y el Gobernado del Estado de la Cuidad del Vaticano para vigilar la salud de todos los residentes de la ‘Domus’ [en referencia a Santa Marta], en constante vigilancia”, aseguró el portavoz, Matteo Bruni, en un comunicado.
Los protocolos a los que se refiere han añadido en las últimas semanas la obligación de llevar la mascarilla tanto en espacios cerrados como abiertos en todas las dependencias vaticanas. Sin embargo, ni el Papa ni sus colaboradores han seguido esta norma, adoptada después de que Italia también hiciera obligatorio el uso de la mascarilla.
Francisco sólo apareció con mascarilla en una ocasión, saliendo de un coche antes de ofrecer audiencia a sus fieles en el patio de San Dámaso, un pequeño espacio dentro del Vaticano. Pero al abandonar el vehículo se la quitó y nunca más ha aparecido con ella. Cuando las audiencias se han trasladado al Aula Paolo VI, un lugar más grande, Bergoglio incluso saludó a los asistentes y a sus colaboradores a rostro descubierto. La pasada semana, al menos, ya evitó acercarse hasta el público y les pidió respetar las normas.
Tampoco se ha visto al Papa con mascarilla durante las audiencias privadas que mantiene en el Palacio Apostólico, donde el próximo sábado deberá acudir Pedro Sánchez. Será, por tanto, una nueva oportunidad para comprobar si se cumple el protocolo, ya que Sánchez siempre aparece en público con mascarilla. Se trata de la primera visita de un presidente español desde que en 2013 acudiera al Vaticano Mariano Rajoy.
Además del uso de mascarillas, en el Vaticano se impuso una normativa para mantener el distanciamiento físico y se instalaron suministradores de gel desinfectante en sus salas. Sin embargo, eso no ha sido suficiente para impedir que el virus traspasara también sus muros. Durante la primera ola se informó de doce personas contagiadas, a los que ahora se suman otra docena, entre los guardias suizos y el residente de Santa Marta. Por suerte, no ha habido que lamentar víctimas mortales. Coincidiendo con el principio de la epidemia, el Papa estuvo unos días en reposo como consecuencia de una gripe, aunque más tarde la Santa Sede informó de que se había realizado un test y había dado negativo.
Durante meses Francisco tuvo que cancelar todo tipo de comparecencias públicas y viajes para evitar riesgos. Sólo en septiembre volvieron las audiencias semanales de los miércoles y hace un par de semanas salió del Vaticano por primera vez en siete meses para firmar en Asís su encíclica ‘Fratelli tutti’. Precisamente en ella elabora una larga reflexión sobre la pandemia, las cicatrices que deja y cómo debemos actuar para salir de la crisis posterior. “Fuimos capaces de reconocer cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes que, sin lugar a dudas, escribieron los acontecimientos decisivos de nuestra historia compartida: médicos, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, empleados de los supermercados, personal de limpieza, cuidadores, transportistas, hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas... comprendieron que nadie se salva solo”, escribió el Papa argentino. A todos ellos les ha reiterado en multitud de ocasiones su reconocimiento.
La imagen del Pontífice solo, al caer la noche, en una Plaza de San Pedro dominada por la lluvia mientras daba la bendición del Urbi et Orbi, quedará grabada como uno de los símbolos de la pandemia. La covid ha estado siempre presente en el Vaticano, en todos los sentidos.
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