Queríamos que nos lo respondiera la tierra a nuestros pies, el sol que anunciaba un mensaje claro, el viento. El viento en ascenso por la garganta del Guadarrama hasta donde fuimos sorprendidos.
Primero una, luego otra, otra más. Tres águilas en fila ascendente. Sin hacer ningún esfuerzo. Solo dejándose elevar por el viento que ascendía por la ladera hasta lo alto. Cada vez más hacia lo alto.
Las tuvimos tan cerca que nos hubiera bastado estirar los brazos para ofrecerles un bocado de nuestra comida. ¿Habrían descendido hasta nosotros?
No lo habrían hecho. Dejarse elevar es mayor recompensa que permanecer atados a cualquier instinto.
“Como el águila incita a su nidada revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas” (Deuteronomio 32, 11).
Sin hacer ningún esfuerzo. Solo abriendo las alas y dejándose conducir por los giros del viento, siempre más hacia lo alto. Así nos hicieron aspirar nuevamente hacia el cielo. Con los pies cargados del polvo de esta tierra que amamos, la mirada elevada mucho más allá.
“El viento sopla donde quiere y oyes su voz. Mas no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Juan 3, 8).
¡Cuánta soberbia pensar que ya lo sabemos todo en esta vida! Dios no cesa de revelarse a nosotros. Sin embargo, nos conformamos con lo poco que hemos llegado a saber sobre Él hace ya tanto tiempo. No dejamos que se nos presente como continua novedad, libertad y creatividad. Repetimos tantos actos, incluso religiosos, porque damos por descontado que Él existe. Sí, “creemos” que existe, pero nosotros ¿existimos en Él? Decimos que nos ha dado la vida, pero ¿la vivimos en plenitud? Le llamamos Padre, pero ¿vivimos con confianza de hijos? ¿Reconocemos a los demás como hermanos? Profesamos que hemos sido creados a su imagen y semejanza, pero ¿tratamos de vivir en el amor, que es lo que nos hace más semejantes a Él?
Extiende tus alas. No te quedes aprisionado en ti mismo. Déjate elevar por su Espíritu que te conducirá siempre a lo alto, hasta donde nunca hubieras imaginado.
