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El Papa a los rohinyá: «Pido perdón por el daño causado»

Francisco utiliza, por primera vez, el término «prohibido» para referirse a la etnia musulmana en un encuentro interreligioso

El Papa Francisco saluda a un grupo de rohinyás
El Papa Francisco saluda a un grupo de rohinyáslarazon

Francisco utiliza, por primera vez, el término «prohibido» para referirse a la etnia musulmana en un encuentro interreligioso.

El Papa Francisco utilizó finalmente, después de seis días de viaje en Asia, el término «prohibido» para referirse a la etnia musulmana perseguida en Myanmar y que ha desplazado ya a más de medio millón hacia campos de refugiados.

No lo hizo en la antigua Birmania, donde le recomendaron no usarlo por razones diplomáticas –aunque sí pidió a los políticos del país respetar a las minorías y diferentes grupos–, pero el penúltimo día de su estancia en Bangladesh aprovechó su presencia en la capital, Daca, para darles un apoyo explícito. Al término del encuentro interreligioso por la paz celebrado en los jardines del arzobispado, Francisco recibió emocionado a 18 miembros de esta comunidad, procedentes de campos de refugiados en la provincia de Cox’s Bazar.

Entre los miembros del grupo estaban dos mujeres que llevaban el nikab –y tan solo los ojos descubiertos– una niña y un recién nacido. Todos saludaron al Pontífice, quien se detuvo con cada uno de ellos y les dedicó algunas palabras. Fue entonces cuando las mujeres retiraron el velo y con un traductor contaron sus historias a Francisco, quien escuchó atentamente en silencio.

El Papa apoyó la mano sobre la cabeza de algunos de ellos y cuando acabó, les ofreció unas breves pero contundentes palabras de aliento con las que también pidió perdón por el daño del que están siendo objeto. «Estamos cerca de ustedes, su situación es muy dura. En nombre de todos los que les han hecho daño, por la indiferencia del mundo, pido perdón».

No se detuvo ahí: «Queridos hermanos y hermanas, todos nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, todos nosotros somos imágenes del Dios vivo. Su religión enseña que Dios, al comienzo, tomó un poco de sal y la arrojó al agua, que es el alma de todos los hombres, y cada uno de nosotros lleva un poco de esta sal. Estos hermanos y hermanas llevan dentro de sí la sal de Dios».

Mientras Francisco hablaba, cientos de personas que se encontraban en el recinto escuchaban fueron atentos testigos del momento. La sinceridad y humildad de Bergoglio también les tocó el corazón. Algunos lloraron al oír sus palabras. «Solamente hagamos que el mundo vea lo que hace el egoísmo del mundo con la imagen de Dios. Sigamos haciéndoles el bien, ayudándolos, sigamos moviéndonos para que sean reconocidos sus derechos, no cerremos el corazón», pidió. «No miremos hacia otra parte. La presencia de Dios hoy también se llama Rohinyá. Que cada uno de nosotros dé la propia respuesta». No contento con estas palabras, Francisco aseguró al final que haría «todo lo posible para ayudarlos». Pero antes de este saludo, el Pontífice habló ante los líderes de las diferentes religiones presentes en Bangladesh: representantes de la comunidad musulmana, hindú, budista, anglicana y católica.

En la reunión interreligiosa llamó la atención hacia los que fomentan «la división, el odio y la violencia en nombre de la religión», y apostó por una «cultura del encuentro. Esa mañana, celebró una multitudinaria misa en la que ordenó a dieciséis nuevos sacerdotes y los invitó a ser coherentes con el Evangelio.

El pontífice argentino pidió "enseñar al mundo qué es lo que hace el egoísmo con la imagen de Dios. Debemos continuar ayudándoles y movernos para que se reconozcan sus derechos".

Estos desplazados del estado birmania de Rakáin saludaron a Jorge Bergoglio, quien se detuvo con cada uno de ellos para intercambiar algunas palabras.

Uno a uno saludaron al Papa, que les cogía las manos, y con la ayuda de un traductor fueron explicando al Papa las tragedias que han pasado y que siguen sufriendo.

El Papa escuchaba en silencio con cara seria y sin soltar las manos de estas personas.

También las mujeres se retiraron la nikab y contaron al Papa el drama que han vivido.

El director de Cáritas explicó que una de estas mujeres han perdido a su marido, otros a toda la familia mientras que la niña perdió a sus padres y llegó acompañada por un tío que está herido de bala. Todos ellos huyeron mientras se quemaban sus casas.

Llegaron a la sede del arzobispado algo perdidos, con los vestidos más dignos que habían salvado de su huida de la región de Rakáin y acompañados por dos traductores de Caritas.

Sentados en una zona reservada del arzobispado, entre las más cercanas al pontífice, de donde se celebró la reunión ecuménica e interreligiosa, esperaron a poder saludar a Francisco, de quien sí habían oído hablar, aseguró el presidente de Caritas Bangladesh, Gervas Rozario.

El obispo de Chittagon, Moses Costa, confirmó a algunos medios durante la misa de la mañana que el Papa había mostrado su interés por ir a los campamentos de refugiados en Cox's Baz, "pero que el Gobierno no lo habría permitido por cuestiones de seguridad, pero sí que permitió traer a un grupo de rohinyá para que el Papa les pudiera encontrar".

Las personas que saludó el Papa proceden del Campamento de Balukhali, en la provincia de Cox's Bazar, donde llegaron tras la ofensiva de los militares birmanos en agosto.

Rozario explicó a Efe que se eligieron a estas tres familias al azar entre los más de 200.000 rohinyás a los que se les distribuyen cada 15 días la ayuda humanitaria y de primera necesidad.

Efe