Obesidad y gripe

La preocupación que existe en los países desarrollados, fundamentalmente en Norteamérica, Japón y Europa por el hecho de que, aproximadamente, el 50 por ciento de la población adulta en todo el mundo tiene obesidad o sobrepeso, se traduce en el mundo científico en novedosos estudios para intentar combatirla con eficacia. El penúltimo trabajo (el último aún está por aparecer) se ha conocido hace unos días en «mBio», publicación científica de la Sociedad de Microbiología de Estados Unidos. La conclusión principal es que la obesidad aumenta la gravedad de la gripe. Para los investigadores y clínicos del hospital St. Jude que han llevado a cabo este estudio con animales de laboratorio, dirigidos por Stacey Schultz-Cherry, probablemente sea una respuesta de defensa de interferón, deteriorada en personas obesas. Incluso la obesidad –destacan– puede ser un factor que explicaría porqué, cada año, hay tanta variación en los virus de la gripe que requiere a la búsqueda continua de nuevas vacunas. «Los obesos no tienen buenas respuestas antivirales», asegura esta investigadora.

Investigaciones anteriores han demostrado que las personas obesas tienen mayores cargas virales del agente patógeno de la gripe en el aliento que exhalan y, además, tardan más tiempo el eliminarlo. Los estudios en animales han demostrado que el virus de la gripe puede extenderse de forma más agresiva en los pulmones durante períodos más largos cuando hay obesidad. Cada año se crea una nueva vacuna contra la gripe porque el virus continúa a la deriva y cambia. La investigadora Schultz-Cherry y su equipo iniciaron su trabajo sobre la hipótesis de que el microambiente obeso puede permitir que el virus de la gripe cambie más rápidamente. La mayor diversidad de la población viral de la gripe en ratones obesos se correlacionó con la disminución de las respuestas de interferón tipo I y su tratamiento con interferón recombinante redujo la diversidad viral.