Coronavirus

El organizador de eventos que se convirtió en exterminador de virus

Néstor se ha reinventado gracias a los generadores de ozono que usaba en su empresa. Ahora recibe llamadas de toda España para limpiar centros sanitarios, laborales y casas

Nestor desinfecta zonas afectadas por el coronavirus con máquinas de ozono.
Nestor desinfecta zonas afectadas por el coronavirus con máquinas de ozono.La Razón

Hasta hace dos semanas, Néstor era un empresario centrado en la organización de eventos de todo tipo. Un reconocido emprendedor que, de hecho, había recibido varios premios por su labor. Pero cuando el coronavirus comenzó a extenderse y las autoridades decidieron paralizar el país, su negocio también quedó congelado. Lógicamente, las fiestas y presentaciones no eran servicio de primera de necesidad y todas aquellas que tenían contratadas y en marcha, fueron canceladas. Así que, inquieto como es él, comenzó a darle vueltas a la cabeza para poder reinventarse y poder llegar a fin de mes. Rápidamente llegó la solución: «En el trabajo disponemos de generadores de ozono, los cuales utilizamos para, en los eventos de motor, limpiar el aire del interior del vehículo y que aporte ese frescor, ese olor a nuevo tan característico de los vehículos sin estrenar. Después de una producción, y de que muchas personas lo hayan utilizado, puede quedar algún aroma indeseado y nuestra labor era dejarlo como recién salido del concesionario. En ellos vi la oportunidad de reinventarme», explica este empresario de 46 años.

De hecho, en estas dos semanas ya se ha convertido en todo en un experto en la utilización de estas máquinas de ozono para desinfectar todo tipo de habitáculos, especialmente consultorios médicos, residencias de ancianos, hospitales, y, en los últimos días, también viviendas en las que ha fallecido algún miembro infectado por el Covid-19. «Son desinfectadores perfectos, como pequeños radiadores eléctricos que se colocan en la habitación y lo que hace es filtrar las moléculas de oxígeno, rompe los dos átomos de oxígeno, lo une en tres y forma el ozono. Éste es el que ataca la pared celular de los virus, los rompe y los mata. Luego el ozono se descompone y lo vuelve a convertir en oxígeno. Después, se abre la ventana de la habitación desinfectada y listo», describe.

En la empresa que dirige, Trackter, trabajan 14 personas, pero no todas ellas están ahora operativas en esta nueva labor. Tan solo lo hacen cuatro y el resto están de «reserva», por si alguno cae enfermo poder relevarse. Comenzaron con cinco dispositivos que eran los que tenían inicialmente para sus eventos, pero en estas dos semanas han comprado más. De hecho, mientras charlamos con Néstor, llaman a la puerta de su oficina para traerle unas cuantas unidades más. «Qué alegría me han dado. Ahora tenemos unas 30 y así podemos actuar con mayor rapidez. Queremos seguir comprando, pero se ha bloqueado el stock mundial y el precio se ha multiplicado por cinco. De hecho, los modelos profesionales, que son los que utilizamos, cuestan unos 400 euros y ahora los venden a 2.000 cada unidad». Eso sí, la efectividad es del 99% contra los virus y bacterias, «además, la resistencia del Covid-19 es baja, es un virus fácil de destruir», asegura.

«Te pagamos lo que pidas»

Desde que se corrió la voz de que Néstor estaba realizando estas tareas, su teléfono no ha dejado de sonar. Ayuntamientos, residencias, organismos públicos... Así, sus jornadas laborales son casi de 24 horas. «Empezamos a las ocho de la mañana y muchos días terminamos el último servicio a las cinco de la mañana, porque en varios lugares, como fábricas, hay que entrar cuando se ha ido el personal. Nos llaman de todas las partes de España y nos piden que vayamos y que nos pagan lo que sea. Nosotros hemos decidido dar prioridad a residencias y centros sanitarios, porque esto no lo hacemos por dinero, sino para ayudar», asevera. Ya están trabajando de manera activa en Madrid, Valladolid y Segovia.

La tarifa base que están utilizando para cobrar a los clientes es un euro por metro cuadrado y con una altura de 2,5 metros. «Es bastante económico, de oro no nos vamos a hacer», recalca. También les han solicitado la instalación de carpas, algo que tienen en su almacén de producción, pero indica que esto es más complejo, porque para montar una carpa se necesitan unas ocho personas, no todos los trabajadores tienen coche y no podemos viajar en el mismo vehículo, así que de momento nos centramos en las máquinas de ozono».

Néstor cuenta que a su mujer le da miedo lo que está haciendo, porque es un riesgo y puede «meter» el virus en casa, pero nos dice que al mismo tiempo sabe que lo que hace su esposo es algo necesario y una buena forma de ayudar. De hecho, ella es psicóloga y también está haciendo horas extra online para ayudar a personas que están con ansiedad o depresión. «Yo sé que corremos un riesgo, pero me siento afortunado por poder ayudar. De hecho, muchos de los servicios que hacemos los realizamos de manera altruista», apunta este padre de familia. A sus dos hijas, de 10 y 7 años, trata de no contarles la realidad completa de lo que está ocurriendo, porque lo que ve cada día «es muy duro», dice. Sobre todo, cuando alguien fallece y tienen que entrar ellos en el domicilio antes de que venga los servicios funerarios para desinfectar todo. «El otro día viví algo terrible. Me llamó un policía al que se le ha muerto su madre por coronavirus y su padre está ingresado en la UCI y del cual no saben nada. Su mujer, además, tiene cáncer y está siendo tratada con quimioterapia. Él, para evitar el contagio a su mujer en caso de estar infectado, está durmiendo en un local que le han prestado, sobre un colchón en el suelo. Me pidió si podía ir a desinfectar la casa de sus padres, que es justo el piso que está encima del suyo, y así puede instalarse allí y estar cerca de su familia, ya que, además, cuando a su mujer le dan la quimio se queda tres días en la cama sin poder atender a sus hijos. Son historias que te marcan de por vida», confiesa.

Nuevas profesiones

Sin embargo, Néstor dice que cada día trata de poner la mente fría, porque con tanta carga emocional sería imposible seguir adelante. Él está poniendo su granito de arena en esta lucha y da buena cuenta de la voluntad de la gente por seguir trabajando y ayudando. Él, como muchos otros, no han tenido otra salida que reinventarse, aunque sea de manera temporal, para seguir llevando el dinero a casa. De hecho, según las consultoras expertas en recursos humanos, la crisis del coronavirus potenciará una serie de trabajos que hasta ahora contaban con una menor demanda. Entre ellos está, por ejemplo, el de gestor de estrategia de sostenibilidad empresarial, bioestadista para la investigación del genoma o ingeniero de prevención de enfermedades. Unas profesiones que a muchos todavía no les sonarán, pero que en menos de una década serán la clave para evitar crisis como en la que nos encontramos en este momento.