Tribuna

Anestesiología: instinto de protección

La anestesia general podría parecerse más al sueño de lo que creemos, aunque existen diferencias
La anestesia general podría parecerse más al sueño de lo que creemos, aunque existen diferenciaslarazon

La pandemia ha puesto en valor al profesional sanitario con emotivos reconocimientos por parte de la sociedad civil. En ese equipo jugamos muchos, ya que la medicina moderna se ha ido especializando en aras de una mejor atención y cuidado del paciente. Precisamente, una de las especialidades médicas de las que menos se ha hablado y que ha jugado un papel destacado a lo largo de esta pandemia es la Anestesiología. Pero, ¿sabemos realmente qué hace un anestesiólogo?

Muchas especialidades son perfectamente identificables porque responden al estudio de las enfermedades de un mismo tipo o de una determinada región anatómica. Sin embargo, la Anestesiología es una especialidad transversal en estrecha colaboración con otras, con el objetivo de proteger la salud y garantizar el bienestar del paciente. Cuando me preguntan en qué consiste mi trabajo, siempre digo que tiene tres grandes áreas competenciales: la anestesia y sedación; la atención y cuidado del paciente crítico; y el tratamiento del dolor agudo y crónico. Ahora me atrevería a añadir una cuarta: somos uno de los médicos clave para atender al paciente en pandemias o crisis sanitarias. Cuando digo esto mucha gente me dice, ¿pero cómo os dedicáis a tantas cosas?

Para responder a ello, la imagen que me viene a la cabeza es la de mis primeros días como residente en quirófano en el Hospital Universitario La Paz. Recuerdo cómo me impresionó la figura del anestesiólogo en quirófano: el médico que siempre mantenía la calma. Es más, era el que trasmitía calma a sus compañeros los cirujanos incluso en los momentos más complicados de intervenciones quirúrgicas para proteger y salvaguardar la vida del paciente. Créanme que las situaciones que se viven dentro de un quirófano y el estrés que conlleva superan cualquiera de las que hayan podido ver en series americanas de ficción sobre hospitales, donde por cierto el papel del anestesiólogo es invisible (parece que los pacientes se anestesian solos).

El anestesista en el quirófano es una especie de ’'controlador aéreo’' en momentos de tráfico intenso de aviones supervisando todo potencial imprevisto. Nuestra labor comienza con esa invitación al paciente a una ensoñación profunda a través de la anestesia general para evitar el dolor insoportable que supone una intervención. A lo largo de la operación, nuestro papel consiste en proteger su vida, mientras el equipo de cirugía y otros facultativos hacen su trabajo. Entre otras cosas, tenemos que modular la respuesta neuroendocrina al estrés quirúrgico, controlar las constantes vitales y hemodinámicas del paciente, recuperar al enfermo de la parada respiratoria que nosotros mismos tenemos que provocar al dormirle, intubar de manera rápida, efectiva y segura, gestionar la ventilación mecánica artificial, proteger la función de todos los órganos vitales (cerebro, pulmón, corazón y riñón), etc.

El manejo del paciente en cuidados intensivos o las competencias de UCI desgraciadamente tan escuchadas ahora con la pandemia van innatas en la formación y en la labor diaria del anestesiólogo. Estas competencias que compartimos, con nuestros compañeros de Medicina Intensiva –apuntemos que ésta es una especialidad que nació históricamente de la Anestesiología–, han permitido precisamente el aumento exponencial de camas UCI durante la pandemia, permitiendo salvar muchas vidas de pacientes Covid y no-Covid. Se ha podido multiplicar la labor asistencial en gran parte gracias a nuestra formación polivalente, a nuestro carácter colaborativo en equipos multidisciplinares, siempre por nuestra vocación de proteger al enfermo.

El tratamiento del dolor agudo postoperatorio y dolor crónico evolucionó como consecuencia lógica de nuestra actuación en el quirófano. Es decir, se trata de eliminar el dolor y sufrimiento del paciente también en su vida diaria a través de las unidades de dolor crónico; y en sus momentos finales, apoyando a los equipos de cuidados paliativos.

En definitiva, ahora y siempre estoy #orgullosodeseranestesista y de la actuación de mis compañeros. Con estas letras más que perseguir una reivindicación de nuestro desempeño, quería explicarles brevemente lo que hacemos y tratar de acercarles cómo lo que motiva nuestra actuación es la protección y seguridad de cada paciente.