Pandemia

A ningún sanitario contagiado de Covid-19 se le ha reconocido aún la enfermedad profesional

La Seguridad Social solo reconoce el 10% de los infectados por SARS-CoV-2 como accidente de trabajo

Servicio de urgencias del Hospital madrileño de La Princesa
Servicio de urgencias del Hospital madrileño de La PrincesaAlberto R. RoldánLa Razón

“A mí nadie me está ayudando ni se me hace seguimiento de las secuelas de la enfermedad”, denuncia Darío Carrasquilla, técnico en cuidados auxiliares de Enfermería del del Hospital de La Princesa en Madrid. Él se contagió en la primera ola e ingresó en su mismo centro por una neumonía bilateral. “Por falta de camas y ser joven me mandaron a casa. Dos meses estuve encerrado en mi habitación con miedo para no contagiar a mi familia y no me hicieron seguimiento. Pero es que a día de hoy tengo secuelas que no se me van y me siguen sin hacer seguimiento. Quiero reclamar que se nos reconozca la enfermedad profesional”, añade Darío.

No es el único. CSIF ha denunciado hoy que “sólo uno de cada 10 profesionales sanitarios y sociosanitarios contagiados de Covid-19 es declarado como accidente de trabajo y ninguno como enfermedad profesional. El resto ha sido únicamente reconocido como enfermedad común. Es decir, a ningún profesional se le ha reconocido su contagio como enfermedad profesional pese a lo afirmado por el Gobierno el pasado mes de febrero”, afirma Encarna Abascal, secretaria técnica nacional de Prevención de Riesgos Laborales en CSIF.

En este sentido, cabe recordar que el Gobierno reconoció entonces como enfermedad profesional para el personal sanitario y socio sanitario con efectos retroactivos desde que comenzó la pandemia (un reconocimiento fundamental para la futura protección en caso de secuelas graves o las indemnizaciones derivadas del fallecimiento).

Desde dicho sindicato denuncian las numerosas trabas por parte de mutuas y de la Administración, que Encarna Abascal calificó de una realidad “injusta y vergonzosa”. Las Estadísticas de Accidentes de Trabajo sólo reconocen que, “se han contagiado por accidente de trabajo por Covid 12.325 profesionales, y 22 de ellos han fallecido -en 2020 y hasta febrero de 2021 únicamente se reconoce 24 muertos y 12.185 accidentes de trabajo por Covid-19-. Cuando, según datos del Ministerio de Sanidad, en febrero de 2021 ya eran 125.691 los profesionales contagiados; es decir, más de 100.000 profesionales que pese a haberse jugado la vida, ahora les van a hacer reclamar”, recuerda la secretaria técnica.

Este abandono es para CSIF, “el peor maltrato en la historia de estos profesionales”. Por ello esta semana van a lanzar una campaña de reclamación para que se les reconozcan todos los perjuicios que han sufrido. “Alentamos a que reclamen porque estas secuelas pueden dar la cara en unos meses o en unos años” y de ahí que sea esencial que estos sanitarios tengan reconocida la enfermedad profesional, porque conlleva una protección de tus derechos en caso de que a lo largo de tu vida tengas cualquier secuela o recaída”, añade.

En su momento, CSIF ya avisó de las deficiencias de este decreto si no se facilitaba la gestión de oficio. Pues bien, pese al anuncio del Gobierno, el Covid hoy por hoy no es una enfermedad profesional y sólo se considera a efectos de la prestación. Esto significa que cuando finalice la pandemia sus secuelas no podrán justificarse como un daño derivado de su puesto de trabajo.

Desde este sindicato también denunciaron que “no se ha reconocido ningún accidente de trabajo in itinere, es decir, un contagio de camino o de vuelta a tu puesto de trabajo”.

Y las secuelas no sólo son las físicas. El impacto emocional que han sufrido estos profesionales sanitarios y sociosanitarios también ha de ser tenido en cuenta y ponerle solución. Prueba de ello es Víctor Aparicio, enfermero. Él no se contagió. “Yo vengo -aquí- por la parte psicológica. La Covid pasa factura sobre los profesionales. Nos hemos sentido bastantes desvalidos. Llevamos más de un año trabajando así y la pérdida de esperanza es más que patente. Tengo en mi entorno gente que se ha suicidado o se ha intentado suicidar, aumenta el consumo de pastillas” y pese a esta realidad “no se está poniendo solución”, denuncia.