Registro SEMI

Tener arritmias y covid, un mal pronóstico confirmado

El 41% de los pacientes con Covid-19 con antecedentes de fibrilación auricular falleció, según el registro de la SEMI. Además, los que murieron ingresaron con mayor frecuencia cardíaca e insuficiencia respiratoria

Coronavirus y corazón
Coronavirus y corazónDreamstimeDreamstime

Haber sufrido arritmias o desarrollarlas durante la Covid-19 es un riesgo para los pacientes hospitalizados. Hasta ahí nada nuevo. Pero, ¿en cuánto aumenta el riesgo realmente? Con el fin de analizar en qué medida la fibrilación auricular aumenta las posibilidades de sufrir complicaciones en caso de ingreso por el SARS-CoV-2 y por ende aumentar las probabilidades de fallecer, un equipo de médicos internistas ha analizado cuántos de los pacientes con este tipo de arritmia fueron ingresados por Covid-19 en España y su evolución.

A su vez, los investigadores han identificado aquellas variables que se asocian a la mortalidad y al mal pronóstico de la Covid-19 en pacientes con fibrilación auricular, la arritmia más frecuente y que se caracteriza porque el tiempo entre latidos es desigual.

Para ello, los médicos analizaron los datos de pacientes hospitalizados en nuestro país por Covid-19 desde el 1 de marzo hasta el 1 de octubre de 2020. Los datos fueron obtenidos del Registro SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) en el que participan 150 hospitales españoles.

Los resultados hablan por sí solos. De los 16.461 pacientes del citado registro, 1.816 –el 11%– tenían antecedentes de fibrilación auricular antes de su ingreso por Covid. No obstante, finalmente fueron analizados 1.799 pacientes, ya que 17 fueron excluidos por no tener los datos básicos del paciente. El número de fallecidos entre aquellos con antecedentes de esta arritmia ascendió a 738. Es decir, que el 41% de los pacientes ingresados por covid que había tenido en el pasado fibrilación auricular falleció durante las primeras olas de la pandemia.

En cuanto a la clínica, los pacientes que perdieron la vida ingresaron con una frecuencia cardíaca mayor (88,38 frente a 84,95), con un mayor porcentaje de insuficiencia respiratoria (67,2 frente a 20,1%), mayor taquipnea o respiración demasiado acelerada (58 frente a 30%) y mayor disnea y confusión en el momento del ingreso (73,6 frente a 56,8% y 37,1 frente a 13,3%), tal y como recoge el estudio.

A su vez, los pacientes que murieron tenían más edad (83,3 años de media frente a 78,14), y eran, en mayor medida, hipertensos y diabéticos. Además, los médicos no detectaron diferencias significativas en cuanto a la dislipidemia (una alteración de los niveles de lípidos y proteínas en la sangre) y la obesidad entre los grupos de pacientes fallecidos y no fallecidos, aunque existía una mayor tendencia en el primer grupo. También se objetivó una mayor prevalencia de antecedentes cardiovasculares en los que perdieron la vida: insuficiencia cardíaca, infarto agudo de miocardio, angina de pecho, ictus y enfermedad vascular periférica.

En cuanto al tratamiento anticoagulante, los investigadores concluyeron que los orales de acción directa (ACOD) tuvieron un papel protector para la mortalidad por infección por covid tanto si se recetó previamente al ingreso como durante la estancia hospitalaria en los pacientes con fibrilación auricular. Y es que los pacientes «fallecidos presentaron una menor frecuencia de tratamiento con los anticoagulantes orales de acción directa tanto de forma basal como durante el ingreso», recoge el estudio de «Medicina Clínica».

No obstante, los autores del estudio reconocen que este hecho debe ser comprobado más adelante con estudios prospectivos. Máxime cuando este hallazgo, probablemente, se vea influido porque los pacientes en tratamiento basal con ACOD son de menor edad y tienen una mejor situación cardiorrespiratoria, lo que les permite tener una buena tolerancia a la vía oral.

Los resultados de esta investigación confirman los hallazgos observados en otros registros multicéntricos internacionales como el HOPE en el que los investigadores observaron una tasa de mortalidad del 43% para los pacientes con antecedentes de fibrilación auricular, una enfermedad grave que constituye la arritmia sostenida más frecuente en la población española, con una prevalencia global en torno al 4% y superior al 15% en pacientes mayores de 80 años.

Otros riesgos

Este ritmo cardíaco irregular puede producir coágulos de sangre que pueden viajar desde el corazón hasta el cerebro y causar un infarto cerebral. De hecho, la fibrilación auricular supone un factor de riesgo para el desarrollo de insuficiencia cardíaca, ictus cardioembólico y demencia, enfermedades que se han relacionado de forma independiente con un aumento de la mortalidad por covid. Por otro lado, la edad, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad y la cardiopatía isquémica son factores que aumentan el riesgo de desarrollar fibrilación auricular y todos ellos, a su vez, han sido descritos como factores de mal pronóstico en la Covid-19.