Salud
Por qué tener una langosta puede ayudarte a prevenir el cáncer
Tener estos animales como mascotas es una buena idea para evitar la presencia de esta enfermedad en nuestro cuerpo
Cuenta la Biblia en el libro Éxodo que Dios envió diez plagas al Egipto faraónico como castigo por no liberar a su pueblo y dejar que continuaran en su camino a Israel. El agua convertida en sangre o la peste de ganado fueron algunas de ellas. La octava se trató de una lluvia de langostas, lo que provocó caos y desasosiego en el territorio. Estos insectos han generado grandes problemas económicos o sociales a lo largo de la historia, pero según la ciencia, también pueden ser de gran utilidad.
Según una investigación publicada en el sitio web BioRxiv, las langostas son capaces de oler el cáncer y de diferenciar las células humanas sanas de las cancerosas. Estos insectos, aliados de la naturaleza, poseen un sofisticado olfato para detectar enfermedades gracias a este sentido.
Así, las langostas pueden seleccionar líneas celulares de cáncer individuales, lo que sugiere que se puede detectar el tipo de cáncer, así como la presencia de la enfermedad. Un potencial enorme para la detección temprana de la patología, ya que lo que estos animales huelen es la alteración de los compuestos orgánicos volátiles (COV) que emitimos al exhalar, ya que interfieren con los procesos metabólicos de las células individuales.
Experimentar con cerebros de langostas para avanzar en la cura contra el cáncer
Según explican desde Digital Trends, el grupo de investigadores de la Universidad de Michigan comenzaron a experimentar con langostas para la detección temprana en humanos del cáncer, mediante un “hackeo” de sus cerebros para el hallazgo y diferenciación entre células cancerosas y sanas.
“El olfato sigue siendo lo último en tecnología. Realmente no hay nada como ellos cuando se trata de detección de gases. La gente ha estado trabajando en ‘narices electrónicas’ durante más de 15 años, pero aún no están cerca de lograr lo que la biología puede hacer sin problemas”, explica Debajit Saha, profesor asistente de ingeniería biomédica en la MSU.
De esta forma, usando electrodos conectados a los cerebros de las langostas, el equipo pudo medir la respuesta de los insectos a las muestras de gas de diferentes células y establecer perfil de señal que representaban los químicos que estaban oliendo. Dicho de otro modo, el “aliento” de las células tuvo un olor diferente para las langostas, algo atribuible a los cambios en los metabolitos.
Por ahora, las pruebas han comenzado con la detección de cáncer bucal. “Si tenemos éxito, el cáncer será una enfermedad tratable”, se muestra optimista el microbiólogo Christopher Contag de la Universidad Estatal de Michigan.
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