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Pacientes

Así puede prevenir las lesiones de los nervios periféricos

Cuando están dañados, llegan a causar dolor, entumecimiento y pérdida de la función motora

El control de la diabetes, evitar posturas mantenidas y hacer pausas pueden ayudar a proteger los nervios periféricos FREEPIKLA RAZÓN

Evitar posturas forzadas o mantenidas durante largos periodos de tiempo ya sea en el trabajo o realizando una actividad deportiva es crucial para tratar de evitar las lesiones de los nervios periféricos, encargados de «conectar el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. Gracias a ellos, podemos movernos, sentir el tacto o la temperatura e incluso regular funciones automáticas como la presión arterial o la sudoración», explica la doctora Beatriz Mansilla Fernández, neurocirujana del Hospital Quirónsalud San José.

Pero cuando se dañan, ya sea por lesiones, enfermedades o compresión, las consecuencias pueden ser debilitantes, y causar dolor, entumecimiento y pérdida de función motora del paciente.

Según los datos de la Sociedad Española del Dolor, el dolor neuropático periférico afecta a casi el 8% de la población española. Los accidentes, las caídas y las lesiones deportivas que estiran, comprimen o cortan los nervios son las causas por traumatismos más comunes. «También son habituales las compresiones mantenidas, como ocurre en el síndrome del túnel carpiano o en el atrapamiento del nervio cubital en el codo», dice Mansilla.

Otras veces, las lesiones son «iatrogénicas, es decir, se producen como complicación de cirugías o anestesias mal posicionadas. En el caso particular del plexo braquial, las lesiones suelen estar asociadas a accidentes de tráfico (especialmente en moto), caídas con tracción violenta del brazo, o partos dificultosos en el caso de lesiones obstétricas. En ocasiones, tumores o infecciones también pueden afectar este grupo complejo de nervios», añade.

Los nervios que más frecuentemente se ven afectados suelen ser aquellos que transcurren por zonas anatómicamente expuestas o estrechas. En concreto, como detalla la doctora, «el nervio mediano, a nivel del túnel carpiano en la muñeca, es probablemente el más conocido y frecuente. Le siguen el nervio cubital (en el codo), el radial (en la parte posterior del brazo) y el peroneo común. Estas localizaciones son más susceptibles a traumatismos, compresiones o estiramientos repetitivos».

«Además, las lesiones del plexo braquial –prosigue– constituyen una entidad de especial relevancia, por su complejidad anatómica y el alto impacto funcional que producen. Afectan principalmente al miembro superior y pueden causar desde debilidad parcial hasta parálisis completa del brazo, según la localización y extensión de la lesión».

Para prevenirlas, la especialista recomienda «evitar presiones mantenidas durante largos periodos de tiempo sobre zonas anatómicas de riesgo –como los codos, las muñecas o las rodillas–, ya que los nervios que discurren por esas áreas son especialmente vulnerables a la compresión».

También es importante, según la doctora, realizar pausas activas durante trabajos repetitivos o en los que se mantenga una misma posición durante mucho tiempo. A nivel médico, el control riguroso de enfermedades como la diabetes mellitus, el consumo excesivo de alcohol o ciertas deficiencias nutricionales, así como neuropatías hereditarias también juegan un papel clave en la prevención.

Ante posibles síntomas relacionados con lesiones en los nervios periféricos es importante acudir al médico. El tratamiento inicial suele ser conservador: «reposo, modificación de actividades que puedan estar agravando los síntomas, fisioterapia especializada, medicación para el dolor neuropático y, en algunos casos, infiltraciones con anestésicos o corticoides para reducir la inflamación, aliviar los síntomas y permitir la recuperación espontánea del nervio, algo que ocurre con relativa frecuencia en lesiones leves o moderadas», incide la doctora.

En general, si no hay signos de recuperación, clínica o electrofisiológica, en los primeros meses –especialmente en lesiones del plexo–, debe considerarse, según Mansilla, una intervención quirúrgica precoz para maximizar las posibilidades de recuperación.

Se estima que «entre un 10 y un 20% de los pacientes con lesiones de nervios periféricos requieren una intervención quirúrgica. En lesiones completas, con pérdida de continuidad nerviosa o atrapamientos graves que no mejoran en un plazo de tres a seis meses, la cirugía suele ser necesaria para recuperar la función», precisa Mansilla.

Qué influye en la recuperación tras una cirugía

►La cirugía de los nervios periféricos puede ofrecer resultados muy satisfactorios, pero la recuperación completa, según la neurocirujana, «no está garantizada en todos los casos. Factores como el tipo de lesión, el tipo de daño, el tiempo transcurrido desde la lesión, la distancia a la que debe regenerar el axón, la técnica quirúrgica, la localización del nervio y la edad del paciente influyen de forma decisiva».

En los casos más favorables, añade Mansilla, «es posible lograr una recuperación funcional completa, pero cuando la lesión es extensa o el tratamiento se retrasa, pueden quedar déficits motores o sensitivos residuales. Por ello, el diagnóstico precoz y el seguimiento especializado son fundamentales».