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Opinión

Avances en el mal de Castleman

La enfermedad de Castleman oligocéntrica es una entidad clínica distinta, diferente de las dos clasificaciones previamente identificadas

Conocida en la jerga médica como hiperplasia linfoide angiofolicular, este raro trastorno inmune afecta a unos cinco mil estadounidenses @ Bearwalk CinemaBearwalk Cinema

En las Universidades de Harvard y Yale, dos de las más prestigiosas de Estados Unidos, se formó Benjamin Castleman quién, ya siendo un acreditado patólogo, en 1956 descubrió con cincuenta años la enfermedad que lleva su nombre y que se caracteriza por el crecimiento anormal de los ganglios linfáticos, además de una gama de síntomas algunos leves y otros potencialmente mortales.

Conocida en la jerga médica como hiperplasia linfoide angiofolicular, este raro trastorno inmune afecta a unos cinco mil estadounidenses. El avance biomédico que difunde la revista «Blood Advances», tiene como protagonista a un equipo de científicos y clínicos de la Universidad de Pennsylvania. Han conseguido identificar un nuevo subtipo de esta enfermedad que tenía atrapados en el limbo del diagnóstico a no pocas personas, que no están incluidas en los grupos ECCU; esto es, que afecta una sola región ganglionar con síntomas más leves y ECMli, caracterizada por linfadenopatía generalizada e inflamación grave inducida por citocinas.

Ahora este equipo de hematopatólogos de Penn ha descubierto que la enfermedad de Castleman oligocéntrica (OligoCD) es una entidad clínica distinta, diferente de las dos clasificaciones previamente identificadas.

Durante décadas, los pacientes con oligoCD han quedado relegados al olvido, clasificados con un tipo diferente de este mal y sometidos a tratamientos potencialmente demasiado agresivos, como la quimioterapia.

El profesor David Fajgenbaum, de ese campus y director del estudio, enfatiza que a «estos pacientes (alrededor del 15 % de todos los casos de Castleman) se les podrán dar los tratamientos adecuados para su afección específica».