Alimentación y bienestar

Los nutricionistas tienen la respuesta definitiva: ¿el aceite de girasol es saludable?

El aceite de girasol puede ser la peor de las opciones entre los aceites vegetales

Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de Madrid
Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de MadridDiego FernandezAgencia EFE

El aceite de girasol es uno de los aceites vegetales más comunes y versátiles utilizados en la cocina. Desde freír alimentos hasta aderezar ensaladas, su uso está extendido en muchas culturas. Sin embargo, a medida que crece la conciencia sobre la nutrición y la salud, han surgido preguntas sobre si este aceite es realmente una opción saludable y claro que no puede faltar las comparaciones con sus similares como el aceite de oliva o incluso el de coco.

Si bien la respuesta no es tan sencilla y depende de varios factores, incluyendo la calidad del aceite, su uso en la cocina y la dieta general de una persona, los nutricionistas se han puesto de acuerdo sobre una cuestión y es que, entre todos los aceites vegetales, el de girasol es el peor de todos, es altamente procesado, tiene peor perfil de ácidos grasos y lo más alarmante: puede formar compuestos tóxicos a altas temperaturas.

Riegos de consumir aceite de girasol

El aceite de girasol es rico en ácidos grasos poliinsaturados, especialmente el ácido linoleico, un tipo de omega-6. También contiene vitamina E, un antioxidante natural que ayuda a proteger las células del daño. Sin embargo, su alto contenido en omega-6 puede ser problemático si no se equilibra con una ingesta adecuada de ácidos grasos omega-3, que se encuentran en pescados grasos, semillas de chía y lino, y nueces.

¿Por qué entonces es mejor optar por otras opciones de aceite vegetal? Para que el aceite de semillas, incluido el aceite de girasol, sea apto para el consumo humano, debe someterse a un procesamiento extensivo. Este proceso implica la extracción, refinación y, en muchos casos, desodorización del aceite. Estos procesos tienen como consecuencia que se eliminen muchos compuestos naturales beneficiosos como los antioxidantes y la vitamina E.

Aunque esto hace que el aceite sea estable y adecuado para cocinar a altas temperaturas, también puede aumentar la presencia de compuestos tóxicos, como los ácidos grasos trans, que son perjudiciales para la salud. Además, el aceite de girasol tiene una de las peores proporciones de omega-6 a omega-3 entre los aceites vegetales y este desequilibrio puede estar asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias y crónicas.

Recomendaciones nutricionales

Como con cualquier alimento, la moderación es clave. Utilizar el aceite de girasol de manera ocasional y en combinación con otras grasas saludables puede ser una estrategia equilibrada. Además, si tu bolsillo te lo permite, incluir una variedad de aceites en la dieta puede proporcionar un balance adecuado de diferentes tipos de ácidos grasos. El aceite de oliva extra virgen, el aceite de coco y el aceite de lino pueden ser buenas opciones complementarias.

Otro detalle importantes es prestarle atención a la calidad, optar por aceites de girasol prensados en frío y no refinados puede maximizar sus beneficios para la salud.