
Alimentación
Descubren que un vaso de leche al día reduce el riesgo de cáncer intestinal
La leche es una excelente fuente de nutrientes esenciales, como proteínas, calcio, vitamina D y potasio

El consumo de leche está asociado a los humanos desde la antigüedad. La ingesta de este alimento se remonta a 9.000 años antes de Cristo, cuando comenzaron a domesticarse los primeros animales.
Así, los sumerios y los egipcios comenzaron a ordeñar cabras, ovejas y vacas, proporcionando a la población una fuente de alimento rica en nutrientes. Desde entonces, la leche ha acompañado al hombre y sus productos derivados han evolucionado con él.
La leche es una excelente fuente de nutrientes esenciales, como proteínas, calcio, vitamina D, potasio y otros micronutrientes, todos cruciales para el crecimiento y mantenimiento de la salud ósea.
Un vaso de leche proporciona aproximadamente un 30% de la cantidad diaria recomendada de calcio, esencial para el desarrollo de los huesos. Además, la leche contiene otros nutrientes necesarios para la vida, como fósforo, magnesio, zinc, yodo, selenio y vitaminas A, D y B.
También aporta ácidos grasos, carbohidratos, proteínas y agua. Por ejemplo, puede ayudar a conciliar el sueño, es útil para la hidratación, previene enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión, ayuda a mantener los huesos fuertes, previene problemas dentales, neutraliza la acidez estomacal y promueve el crecimiento de la flora intestinal.
Importancia del calcio
El calcio y la vitamina D son particularmente importantes para la formación y el mantenimiento de huesos y dientes fuertes, y ayudan a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y los hace más propensos a fracturas. Las personas que consumen leche o sus subproductos regularmente tienen una mayor densidad ósea y un menor riesgo de sufrir estas roturas, especialmente durante la menopausia. Además, el potasio ayuda a mantener la presión arterial en niveles saludables.
Los productos lácteos se elaboran a partir de leche de vaca o de otros animales, como las cabra o las ovejas. Entre estos alimentos se encuentran la leche, el queso, el yogur, la mantequilla y las natas.
Tanto la leche como sus alternativas lácteas pueden formar parte de una dieta sana y equilibrada. Es más, según un estudio del Cancer Research UK, beber leche y tomar otros productos lácteos puede reducir el riesgo de cáncer de intestino por su alto contenido en calcio.
Más leche, menos riesgo
El estudio realizado en Reino Unido sobre más de medio millón de mujeres, demostró que las personas que consumían cada día 300 mg de calcio más que el promedio (el equivalente a un vaso) tenían un riesgo 17% por ciento menor de padecer cáncer de intestino.
Las recomendaciones de calcio oscilan entre 800 y 1200 miligramos al día, dependiendo de la edad. Esto equivaldría a consumir entre 2 y 4 porciones de productos lácteos cada 24 horas. Una porción de productos lácteos para adultos equivale a:
Un vaso de leche semidesnatada (unos 200 ml)
150 g de yogur natural bajo en grasa
Un trozo de queso de 30 g
Para aquellas personas que no pueden consumir lácteos, ya sea por alergia o intolerancia, una alternativa son los productos elaborados con leche de soja, avena, almendras y coco. Estos productos también contienen proteínas y vitaminas y minerales importantes.
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