Opinión

Estrategia nacional contra la soledad involuntaria

Antonio Alarcó declara en este artículo que «este problema está teniendo consecuencias muy graves, tanto físicas como mentales, y no se está haciendo nada desde el Gobierno central»

Adolescente en soledad
Soledad involuntaria o no deseadaFREEPIKFREEPIK

Es importante recordar, sin ninguna pretensión de apuntarme ningún tanto, que hace ahora cuatro años, en la Cámara Alta, en una interpelación que realicé como portavoz de Sanidad en nombre de mi grupo parlamentario al ministro Illa, planteé el tema que nos ocupa. Por cierto, con nulo éxito, no en vano el Ministerio de Sanidad ha cambiado de responsable cinco veces en cuatro años.

Nosotros lo denominamos «Ministerio lanzadera», pues los responsables del mismo se han ido a otros puestos y a otras responsabilidades políticas. Así no es posible realizar seriamente ningún plan nacional.

No es menos cierto que hemos pedido crear (a coste cero) un copyright en la Cámara pues, con demasiada frecuencia, el Sanchismo tiene la mala costumbre de copiar sin mencionar el autor de las ideas. También alguna tesis doctoral a la que le ha pasado lo mismo pendiente de clarificar.

La soledad involuntaria o no deseada, que se acentuó en la pandemia de forma manifiesta, es una de las problemáticas sociales más importantes que tiene este país con repercusiones en muchos y muy diversos ámbitos. Sorprendentemente, por las diversas causas ya expresadas no se ha hecho nada desde el Gobierno central y está teniendo consecuencias muy graves tanto físicas como mentales y sanitarias a nivel general. También es sabido de forma empírica, porque no hay ningún tipo de registro, que está afectando a millones de ciudadanos, generalmente mayores, pero también jóvenes. Estamos viendo que ya no respeta la edad.

Además, en la pandemia -aunque la OMS (y somos miembros del Comité Ejecutivo sin derecho a voto ) ha dictaminado el cese de la emergencia sanitaria mundial (Covid)- esta soledad involuntaria o no deseada fue demoledora, con agravamientos de muchas patologías importantes que todavía no han sido bien evaluadas.

En otros países como Japón, Alemania o Inglaterra ya lo están tratando como problema de Estado, llegando a crear un Ministerio específico para la estrategia y prevención de los graves problemas desencadenados de la soledad involuntaria. No valen los localismos.

Lo mismo sucede con otros asuntos de Estado (no tratados tristemente por el Gobierno actual), como la estrategia nacional de prevención del suicidio, de excedente alimentario, de reconstrucción psicológica postpandemia, etc. Y así entramos en un «círculo vicioso» que se retroalimenta.

Se calcula que este mal nos cuesta 14.000 millones de euros"

Esto se suma a la demografía en nuestros países, otro de los gravísimos problemas no afrontados de forma correcta. Tenemos demografía negativa, lo que convierte a España en un país claramente envejecido (es un logro social que no debería poder pasar a ser un problema).

El 23% de la población española tiene 65 años o más. y, habiendo ganado 17 años a la vida en las últimas cuatro décadas, de forma irresponsable, se jubila por obligación y, además, también el talento. Esto no lo hace ningún otro país desarrollado del mundo. Todo un cóctel explosivo contra el que no se está tomado medidas de ningún tipo. Se ha convertido en un problema crónico grave por inanición.

Un Gobierno irresponsablemente hipertrofiado, con un presidente con más de 800 asesores en Moncloa, no ha sido capaz de aplicar la estrategia nacional para resolver el problema de la soledad.

No hay un plan específico para fomentar la natalidad, acentuándose con la legalidad vigente más de 150.000 interrupciones voluntarias del embarazo. Toda una contradicción que no puede seguir así. Aquí no vale decir que es responsabilidad de las Comunidades Autónomas, no. La responsabilidad es del Gobierno central ya que ésta no se puede delegar, la gestión es otra cosa.

¿Qué hacer? Pues, con la evidencia científica en la mano, establecer protocolos de actuación, previo un registro nacional en colaboración con Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, que permita tomar las medidas oportunas, definidas en los manuales de actuación de esta patología.

Es verdad que «de lo que se mira, solo se ve lo que se sabe»; ahí es precisamente donde radica uno de los problemas graves de la gestión de este país. Saber.

Ya está bien, no se puede seguir mirando hacia otro lado y solo hacer declaraciones «parches» ineficaces. Un cálculo económico realizado por las autoridades pertinentes nos dice que esta soledad involuntaria o no deseada, aparte de los temas ya descritos sobre estas líneas, nos cuesta al año 14.000 millones de euros.

STOP Soledad no deseable. Este país no se merece tanta torpeza, falta de preparación y populismo en temas de salud. Con las cosas de comer no se juega. ¡Basta ya!