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Salud

Ni grasas ni azúcar: así debe ser la dieta que reduce el riesgo de cáncer de mama

Un estudio español en ratones confirma que algunos tipos de alimentación aumentan el riesgo de que el tumor de mama haga metástasis

Los profesionales aconsejan seguir la dieta mediterránea FREEPIKLA RAZÓN

La obesidad es una mala compañera de viaje para la salud y, por tanto, un factor dañino para el desarrollo del cáncer de mama, ya que no solo se asocia a un mayor riesgo de desarrollar el tumor más frecuente en las mujeres, sino que, además, influye en la posibilidad de que se disemine a otros órganos y provoque metástasis.

«Sabemos que uno de cada tres tumores se podrían evitar con alimentación saludable y actividad física, evitando el sobrepeso y la obesidad», confirma Emilia Gómez Pardo, bióloga molecular y autora del libro «Más vida, menos cáncer», quien hace hincapié en que «cada vez hay más evidencia de que una dieta adecuada beneficia frente al cáncer, aunque no existen alimentos protectores per se, sino patrones de alimentación positivos, sumados a un estilo de vida saludable que pasa por evitar los tóxicos como el alcohol, el tabaco y mantenerse activos».

En este sentido, investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) aportaron hace unos meses nuevos datos sobre el impacto de la dieta en el cáncer de mama al descubrir que una alimentación rica en grasas activa mecanismos que facilitan la metástasis. En concreto, el trabajo dirigido por Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO, muestra que, en ratones obesos por comer muchas grasas, se producen cambios que facilitan la creación del nicho premetastásico, en este caso en los pulmones, ya que aumentan la activación plaquetaria y la capacidad de coagulación de la sangre; además, se activa la fibronectina, la proteína que conecta las células del tejido pulmonar.

Abordaje nutricional durante el cáncer

Cuando el diagnóstico de cáncer de mama se confirma, el abordaje nutricional también resulta determinante. «El soporte nutricional debe formar parte del abordaje multidisciplinar del cáncer para que no exista malnutrición ni por defecto ni por exceso con el objetivo de afrontar los tratamientos y los síntomas de la mejor manera posible. Por ello, la nutrición debe considerarse como una parte importante antes, durante y después del tratamiento para sentirse mejor», detalla la guía de nutrición para pacientes con cáncer de mama localizado y avanzado de Geicam.

Con una alimentación adecuada previa a iniciar los tratamientos la paciente logra las reservas nutricionales necesarias para mantener la energía y reducir los efectos secundarios, mientras que durante el tratamiento es fundamental hidratarse bien y seguir el patrón de la dieta mediterránea, cuyos alimentos proporcionan beneficios demostrados. Es recomendable tomar las comidas preferidas los días que no hay tratamiento, ya que así se evita su relación con momentos menos agradables. Además, la guía aconseja organizar la ingesta diaria en cinco-seis comidas, respetando los horarios sin que pasen más de tres horas entre una y otra siempre que sea posible y optando por porciones pequeñas de elevado contenido nutricional, enriqueciendo los platos con proteínas y grasas saludables que sean fáciles de digerir. En cuanto a lo que hay que evitar, no hay que caer en el error de tomar alimentos azucarados a pesar de sentir cansancio o falta de energía.

Esa alimentación saludable y la actividad física deben mantenerse después del tratamiento, ya que eso ayudará a recuperarse de las secuelas ocasionadas por el tumor.