Entrevista
«Hay que saber en qué lesiones del cerebro hay que preservar la empatía»
En caso de glioma, es necesario disminuir el volumen tumoral y hacer una resección del tejido adyacente, explican a la sección "10 preguntas" los doctores Santiago Gil-Robles y Cristina Aracil, jefe del Servicio de Neurocirugía y neurocirujana del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, respectivamente
1. ¿Qué tipo de tumor es el glioma de bajo grado?
Dra. Cristina Aracil (C. A.): Los gliomas de bajo grado son lesiones heterogéneas con tendencia a la infiltración difusa del tejido cerebral. Son tumores de crecimiento lento pero constante, que desembocan inevitablemente en la transformación anaplásica si no se actúa sobre la historia natural de la enfermedad. Se trata de lesiones localizadas frecuentemente en áreas funcionales o elocuentes del cerebro. Podrían considerarse lesiones «premalignas» y su resección mejora el pronóstico de los pacientes. La localización en áreas funcionales dificulta la resección y es aquí donde cobra importancia la resección con el paciente despierto para evitar déficit.
2. Además de haber riesgo de metástasis si no se quita, ¿por qué es importante eliminarlo?
Dr. Santiago Gil-Robles (S. G.): Realmente este tipo de tumor no tiene tendencia a crecer fuera del cerebro, pero sí a infiltrar lenta y progresivamente las estructuras cercanas. La tasa de crecimiento anual media es de unos cuatro milímetros, relacionándose directamente la velocidad de crecimiento con la transformación anaplásica y con la supervivencia. Además, el riesgo de transformación anaplásica se relaciona directamente con el volumen tumoral. Es por esto por lo que cuando se diagnostican estas lesiones es importante planificar una cirugía con el objetivo de disminuir al máximo el volumen tumoral e incluso si es posible hacer una resección del tejido cerebral adyacente siempre y cuando no se produzca un déficit neurológico al paciente.
3. ¿En qué consiste la cirugía para preservar la empatía en pacientes con glioma?
S. G.: Las cirugías que se realizan con paciente despierto tienen el objetivo de preservar funciones cerebrales necesarias para realizar una vida normal. Clásicamente se intentaba preservar la función motora, el lenguaje. Es decir, aquellas capacidades cuyo déficit son fácilmente perceptibles. Sin embargo, cada vez es un procedimiento más habitual y esto ha permitido perfeccionar las técnicas de mapeo cerebral, y los test que miden distintas capacidades importantes en la vida del paciente, como la memoria de trabajo o la empatía, que es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar del otro.
4. ¿En qué parte del cerebro están ubicadas las emociones?
C. A.: No se trata tanto de un área concreta, sino de las conexiones subcorticales que conectan el sistema límbico con la corteza frontal.
5. ¿En qué tecnología se apoyaron para llevar a cabo la operación del paciente?
S. G.: Este tipo de intervenciones suelen necesitar un manejo multidisciplinar desde el diagnóstico. Cuando se identifica una lesión que puede afectar a un área elocuente debe realizarse una resonancia magnética funcional con los test adecuados en función de la localización. En este caso concreto, se realizó el mismo test de empatía que se hará durante el procedimiento. Además, se debe realizar una entrevista previa con el paciente para identificar posibles déficits y valorar los test que se llevarán a cabo según la localización. Estas pruebas se harán antes de la cirugía para que el paciente esté familiarizado con ellos y también para conocer si existe algún déficit previo. Una vez en el quirófano, se utiliza tecnología para apoyar el procedimiento como puede ser el neuronavegador, la ecografía intraoperatoria y, por supuesto, el estimulador intraoperatorio.
6. Cualquier cirugía cerebral supone un reto. Y, ¿en el caso de la empatía?
C. A.: En este caso el reto está en tener claro en qué lesiones hay que preservarla. Cuando un paciente tiene una lesión en área motora parece claro que es necesario realizar test quirúrgicos que hagan que el paciente no tenga una parálisis después de la intervención. Pero no siempre se piensa en las conexiones cerebrales y en el déficit que puede producir su lesión. Además, no siempre se tiene en cuenta lo que la pérdida de la empatía puede suponer en un paciente, como alterar su vida social.
7. De no preservar zonas de la corteza, ¿el paciente puede no sentir miedo o pena?
S. G.: Realmente en caso de lesionarse las conexiones entre el sistema límbico y la corteza frontal, el paciente, más que no sentir, no sería capaz de identificar las emociones de los demás. Eso es bastante importante para saber cómo comportarnos con los otros. Por ejemplo, si realizamos un comentario que pueda disgustar a alguien por su cara y comportamiento seríamos conscientes de ello y podríamos rectificar o disculparnos. Pero si no somos conscientes, no.
8. ¿El paciente tiene el 100% de las emociones?
C. A.: Siempre hay que dejar un tiempo antes de hablar de resultados definitivos, ya que normalmente se producen déficits transitorios. El objetivo de la intervención es evitar los definitivos. En este caso concreto, el paciente no tiene déficits en el momento actual.
9. ¿Qué tipo de cirugías se realizan en el cerebro?
S. G.: Esta es una pregunta bastante amplia, desde cirugía por lesiones tumorales hasta cirugía de aneurismas y otras lesiones vasculares, pasando por cirugía de la epilepsia…
10. ¿ Qué hay que tener en cuenta antes, durante y después de la cirugía?
C. A.: Antes es imprescindible estudiar bien el procedimiento para planificarlo con la máxima seguridad para el paciente. Por ejemplo, si es una lesión cercana a un área elocuente hay que pensar en hacer una cirugía con el paciente despierto. Durante es importante conocer la anatomía y las zonas con más riesgos para minimizarlos al máximo. Por ejemplo, conocer dónde se debe estimular en la cirugía con paciente despierto para evitar lesionar áreas funcionales. Después hacer un seguimiento adecuado del paciente. Conocer los déficits que puedan aparecer y hacer rehabilitación en caso de ser necesario.
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