Entrevista
«La mitad de los hipertensos no logra unos niveles de tensión óptimos»
"Queremos testar si un fármaco contra la diabetes sirve para evitar el daño de la presión arterial alta", afirma el Dr. Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, director científico del CNIC y jefe de grupo del Cibercv
1. El 1 de enero de 2025 se lanzó el proyecto europeo SGLT2 HYPE, cuyo objetivo es transformar el tratamiento de la hipertensión. La Fundación Jiménez Díaz participa en él. ¿Puede adelantarnos qué han logrado avanzar en estos meses?
Este proyecto persigue testar si un tratamiento que nunca se usaba antes para la hipertensión arterial puede ser beneficioso para el mejor control de la misma en pacientes en los que no se logra controlar con el tratamiento habitual. Estos fármacos, inhibidores del SGLT2, se utilizaron clásicamente para la diabetes, pero tienen unos mecanismos de acción que son más amplios. De hecho, se ha demostrado que tienen beneficios en diferentes patologías, como la insuficiencia cardíaca. Este estudio testará, por primera vez, si también pueden ayudar a pacientes con hipertensión arterial refractaria al tratamiento habitual.
2. ¿Cuántas personas son hipertensas? ¿Va en aumento?
Es complicado definir el número de hipertensos, pero es uno de los factores de riesgo cardiovascular más prevalentes. De hecho, recientemente ha salido un reporte a nivel mundial donde se indica que la causa número uno de mortalidad en el planeta es la hipertensión arterial no controlada, tanto en países desarrollados como en desarrollo.
3. ¿Cuántos pacientes ven que su tratamiento no les funciona o no tanto como les gustaría?
Hay una gran cantidad de pacientes que, pese a que toman fármacos antihipertensivos, no están controlados. Por eso las guías de práctica clínica recomiendan iniciar con una combinación de fármacos. Aunque es difícil estimar cuál sería el porcentaje de pacientes que no tienen controlada la hipertensión arterial con medicación, podríamos decir que más de la mitad de ellos, aunque están tomando medicación, no llegan a tener unos niveles de tensión óptimos.
4. ¿Cuáles son sus expectativas sobre el inhibidor de SGLT2?
Nuestras expectativas son altas. Estos fármacos mejoran no solamente la eliminación de glucosa por parte de los riñones –lo cual también baja la tensión arterial de forma directa–, sino que también pueden mejorar el daño que la hipertensión arterial produce. Aquí no solo es fundamental tratar los niveles de tensión arterial, sino también evitar que la hipertensión arterial dañe los órganos diana: el cerebro, el riñón, el corazón, etc. Por lo tanto, creemos que estos fármacos pueden ayudar a controlar la hipertensión arterial y proteger los órganos diana del efecto de la hipertensión arterial.
5. ¿Cuántas muertes se podrían evitar con una terapia eficaz?
Es difícil estimarlo. Nosotros estimamos que la asociación de estos fármacos va a tener un impacto de una reducción de aproximadamente un 20% del combinado de eventos adversos, que no solo son muertes, sino también infartos, ictus o insuficiencia cardíaca.
6. ¿Cuál es la edad media de diagnóstico de hipertensión?
Es difícil de estimar. Por eso es tan importante que a partir de los 18 o 20 años todas las personas se controlen la tensión arterial de forma frecuente para confirmar que tienen niveles normales o, si los tienen elevados, poder empezar alguna intervención: dietética, de hábitos de vida o farmacológica si fuera necesario. Lo que sí sabemos es que en muchos casos la tensión arterial no es óptima desde etapas precoces de la vida. Desde los 20-25 años hay personas que tienen una tensión arterial que, si bien no cumple los criterios que clásicamente se han llamado hipertensión arterial, sí que está más elevada de lo que se consideraría una tensión arterial óptima.
7. Por otra parte, coordina el estudio Dapa TAVI que ha demostrado que un fármaco para tratar la diabetes mejora el pronóstico de pacientes sometidos a intervención valvular cardíaca. ¿En qué porcentaje?
En el ensayo clínico hemos probado los mismos fármacos –la dapagliflozina, que es un inhibidor de SGLT2–, y lo que hemos encontrado es que los pacientes sometidos a intervención valvular, pero que habían tenido una sobrecarga de presión por estenosis aórtica durante mucho tiempo, cuando se les asociaba este fármaco, tenían una reducción de cerca del 30% del riesgo combinado de muerte o ingreso por insuficiencia cardíaca.
8. Esto ha sido tras un año de seguimiento. ¿Confían en que los resultados sean todavía más prometedores a los 5 años?
Efectivamente, pensamos que el beneficio va a ser mantenido en el tiempo. Es decir, estos pacientes, si reciben estos fármacos, van a conseguir la reducción de estos eventos no solo en el primer año. Lo que ocurre es que, después de la publicación del ensayo clínico, la gran mayoría de estos pacientes –ya en el mundo real– debería empezar a recibir estos fármacos por el gran beneficio que se ha mostrado.
9. A tenor de estos resultados, ¿se debería sustituir el tratamiento estándar por dapagliflozina tras el implante de TAVI? ¿En todos los pacientes?
Es un tratamiento adicional a los que se utilizan actualmente. No es que deba sustituir a los otros. No hemos probado estos inhibidores de SGLT2 frente a otro fármaco, sino que hemos probado qué beneficio tiene añadirlos al tratamiento habitual.
10. ¿Qué tienen los fármacos contra la diabetes a los que se ve ahora tantas posibilidades?
Lo que se está viendo con algunos grupos de fármacos es que el mecanismo por el cual funcionan no solo es la reducción de glucosa en sangre, sino que, además, tienen muchos efectos llamados metabólicos. La diabetes es una enfermedad metabólica, y por lo tanto, cualquier tratamiento que tenga potenciales efectos metabólicos puede beneficiar a múltiples patologías.