Salud

Las mujeres con estas profesiones corren un mayor riesgo de cáncer de ovario

Un estudio científico relaciona la aparición de este tumor, el cuarto más letal de la historia, con tres empleos del sector del comercio y la industria

Las peluquerías vuelven a su actividad
Una peluquera pone unas mechas a una clienta en un salón de Granadamiguel angel molinaAgencia EFE

El cáncer de ovario es la quinta causa de muerte por tumor entre mujeres y, según las cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), afectará este año a 3.584 nuevas pacientes en España. En otros tumores propiamente femeninos, como el cáncer de mama, la mortalidad continúa descendiendo. Sin embargo, esto no sucede en los tumores de ovario, cuya agresividad los posiciona como el cuarto tumor más mortal de la historia.

Uno de los motivos de esta virulencia es que, cuando da la cara, lo hace en una fase avanzada de la enfermedad. Esto sucede en el 80-85% de los casos. "Avanzada es que debuta a veces de una forma explosiva, con una diseminación por todo el abdomen. Y eso es lo que hace que tenga tan mal pronóstico", explica Santiago Domingo, jefe de ginecología oncológica del Hospital La Fe de Valencia, en declaraciones a Europa Press. Esto se debe a que los síntomas (por ejemplo, gases en la zona abdominal) son vagos o se relacionan con otras patologías como el colon irritable.

Por todo ello, conviene prestar atención tanto a sus signos como a sus factores de riesgo, con el objetivo de detectarlo lo más tempranamente posible. En este sentido, una reciente investigación científica podría haber dado con un nuevo condicionante ambiental que propiciaría la aparición del cáncer ovárico: la profesión en la que trabaja la persona.

Según sus hallazgos, las peluqueras, esteticistas y contables pueden correr un mayor riesgo de padecer cáncer de ovario. Asimismo, el estudio de casos y controles publicado en línea en la revista médica de interés internacional Occupational & Environmental Medicine, indica que las personas que trabajan en los sectores de la venta, el comercio minorista, la confección y la construcción también serían vulnerables.

Asimismo, los investigadores señalan que la exposición acumulada a diversos agentes, como los polvos de talco, el amoníaco, los gases propulsores, la gasolina y las lejías, puede desempeñar un papel importante.

Hasta el momento, se habían identificado pocos factores de riesgo modificables del cáncer de ovario. "Los factores ambientales, incluidos los relacionados con el lugar de trabajo, pueden aumentar el riesgo, pero son relativamente pocos los estudios que han evaluado los riesgos laborales a los que se enfrentan las mujeres", afirman los investigadores.

Lo han hecho, continúan, "a menudo no han tenido en cuenta factores potencialmente influyentes como los antecedentes laborales, o han incluido relativamente pocas participantes, lo que limita los resultados". Para tratar de evitar estos problemas, los investigadores se basaron en el historial laboral de toda la vida de un estudio de casos y controles basado en la población, para llevar a cabo un análisis exploratorio en el que se analizaban dos dimensiones del entorno laboral: el empleo en una función o industria concreta y las exposiciones laborales específicas.

El estudio contó con la participación de miles de mujeres del estudio PRevention of OVArian Cancer in Quebec (PROVAQ), todas ellas con edades comprendidas entre los 18 y los 79 años, y que habían sido reclutadas en siete hospitales de Montreal (Canadá) entre 2010 y 2016 tras haber sido diagnosticadas de cáncer de ovario epitelial. En total, 491 de estas mujeres que cumplían los criterios de inclusión para el estudio actual se emparejaron por edad y distrito del censo electoral con 897 mujeres que no tenían cáncer de ovario.

Se recogió información de todas las participantes sobre antecedentes sociodemográficos, historial médico, medicación prescrita, historial reproductivo, peso y altura, factores de estilo de vida e historial laboral a lo largo de la vida. Para cada empleo mantenido durante al menos 6 meses, las participantes indicaron el cargo, las fechas de inicio y finalización, las horas de trabajo, incluidos los turnos, y las principales tareas realizadas.

Un mayor número de mujeres con cáncer de ovario tenían un menor nivel educativo, un menor uso de anticonceptivos orales y no tenían hijos o tenían menos hijos que las mujeres del grupo de comparación. Esto encajó con los factores de riesgo potenciales de la enfermedad que ya aparecen en las guías clínicas.

Trabajar en la confección aumenta un 85% el riesgo de cáncer de ovario

Los científicos calcularon la exposición de las participantes a agentes específicos en el lugar de trabajo. A continuación evaluaron la relación entre la exposición a cada uno de los 29 agentes más comunes y el riesgo de cáncer de ovario. Tras tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, los cálculos indicaron que varias funciones laborales pueden estar relacionadas con un mayor riesgo de padecer la enfermedad.

En concreto, trabajar durante 10 o más años como peluquera, barbera, esteticista y en funciones afines se asoció con un riesgo tres veces mayor, mientras que el empleo durante 10 o más años en contabilidad se asoció con un riesgo dos veces mayor, y trabajar en la construcción con un riesgo casi tres veces mayor.

Del mismo modo, el trabajo de larga duración en la industria de la confección, incluido el bordado, se asoció con un aumento del 85% del riesgo de desarrollar la enfermedad, mientras que trabajar en ventas o en el comercio minorista se asoció con un aumento del riesgo del 45% y el 59%, respectivamente.

Se observó un aumento del riesgo de más del 40% para la exposición acumulada elevada (8 años o más) a 18 agentes diferentes. Entre ellos se encontraban los polvos de talco, el amoniaco, el peróxido de hidrógeno, el polvo capilar, las fibras sintéticas, las fibras de poliéster, los tintes y pigmentos orgánicos, la celulosa, el formaldehído, los gases propulsores, las sustancias químicas naturales de la gasolina y las lejías.

Limitaciones al estudio

Los peluqueros, esteticistas y afines fueron los empleos más frecuentemente expuestos a 13 agentes, entre ellos amoniaco, peróxido de hidrógeno, tintes y pigmentos orgánicos y lejías, y la segunda ocupación más frecuentemente expuesta al polvo de talco. Sin embargo, los investigadores afirman que no está claro si estas asociaciones se debieron a un único agente, a una combinación de agentes o a otros factores relacionados con el lugar de trabajo.

El número de mujeres empleadas en determinadas ocupaciones -papelería, imprenta, producción textil, limpieza en seco, fabricación- o que habían estado expuestas a agentes específicos, incluidos los señalados anteriormente como posibles factores de riesgo de cáncer de ovario -asbesto y pesticidas-, era pequeño, reconocen los investigadores.

Además, añaden que es probable que algunas de las asociaciones estadísticamente significativas observadas se debieran al azar, dado el número de análisis realizados. Por todo ello, se necesitarán más estudios para replicar los resultados, subrayan. No obstante, concluyen que sus resultados "sugieren que el empleo en determinadas ocupaciones y exposiciones ocupacionales específicas pueden estar asociadas a un mayor riesgo de cáncer de ovario".

El estudio actual "nos recuerda que, aunque hace tiempo que se reconoce la falta de representación de las mujeres en los estudios sobre el cáncer ocupacional -e incluso las posibles estrategias para abordar esta cuestión-, sigue siendo necesario mejorar el estudio de los riesgos ocupacionales de las mujeres", escriben las doctoras Melissa Friesen y Laura Beane Freeman, del Instituto Nacional del Cáncer de EE UU, en un comentario vinculado.

"Al excluir a las mujeres, perdemos la oportunidad de identificar factores de riesgo de cánceres específicos de la mujer, de evaluar si existen diferencias de riesgo en función del sexo y de estudiar las exposiciones que se producen en ocupaciones desempeñadas principalmente por mujeres", concluyen.