Opinión
Presión asistencial en la enfermería
La politización es, además, un lastre que perjudica aún más el servicio
Buena parte de la enfermería española, tan determinante durante la pandemia, está inmersa en un estado de malestar latente que, si bien no incide en la dedicación al trabajo, sí genera un «burn-out» profesional creciente y una menor identificación con su actividad. Hablando estos días con algunos representantes del sector, extraigo la conclusión de que una de las principales críticas que hacen es a la actual gestión de la Sanidad, no sólo en materia asistencial sino también en lo económico, y por supuesto en medios y recursos humanos. Se quejan de que a menudo ponen al frente de las unidades a personas sin preparación, colocadas a dedo por la clase política, que desconoce todo en materia de salud y no saben ni manejar el factor humano ni sacar partido a los recursos. «Siempre hablamos de escasez de medios, pero no son tan escasos, lo que sí sucede es que están mal organizados, lo que provoca desperdicio de los mismos y pérdidas económicas importantes», aseguran. La expresión «estamos quemados» es bastante habitual en el colectivo. Por desgracia, la covid ya demostró que nuestra Sanidad no es la mejor del mundo y el postcovid lo ha vuelto a remarcar. Cada vez son más los profesionales que se quieren jubilar, o incluso dejar la profesión, de manera que en cinco-seis años, con la salida del baby-boom, la situación será aún más complicada de manejar.
En algunas autonomías, como Madrid, la politización es, además, un lastre que perjudica aún más el servicio. Los sindicatos están más preocupados en derribar a Ayuso que en conseguir mejoras. Estresados, cansados y quemados, muchos profesionales piden a gritos una buena gestión y un pacto político para recuperar la buena Sanidad que un día fue y hoy ya no lo es.
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