Déficit de sanitarios

Qué patologías se esconden en ciertos síntomas comunes

El dolor de cabeza o de espalda, la diarrea o la anemia pueden ser más relevantes de lo que a priori parecen. Ser muy friolero, tener mucha sed o estar nervioso también. Lo difícil es identificar qué es lo importante, y ese es el papel del médico. De ahí el riesgo de las «autobajas»

Patologías que se esconden en ciertos síntomas comunes
Patologías que se esconden en ciertos síntomas comunes DREAMSTIMEDREAMSTIME

El déficit crónico de sanitarios del Sistema Nacional de Salud (SNS) hace que cada vez tomen más protagonismo ideas como la «autobaja» de tres días. El problema es que en tiempos en los que se da a la ciudadanía la sensación de que es mejor no acudir al centro de salud, salvo urgencia, dada la saturación, puede suceder que los ciudadanos resten importancia a sus síntomas. Y, al igual que en tiempos de virus ir al médico por un resfriado puede no ser la mejor idea, no acudir por un síntoma nuevo puede no serlo tampoco.

«Cualquier síntoma puede tener mucha importancia, lo difícil es identificar cuál es relevante y cuál no. A menudo los síntomas no son relevantes de forma aislada, sino que lo importante es el conjunto de síntomas asociados y en qué persona aparecen», explica la doctora Ana Maestre Peiró, médico internista, coordinadora de la guía «Comunicar Salud» y del Grupo de Educación para la Salud de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Así, aunque la cefalea suele tratarse de un síntoma bastante frecuente, «en el caso de personas que no sufren habitualmente dolor de cabeza, si esta dura varios días o es una cefalea muy intensa, que nos despierta por la noche y/o va acompañada de vómitos o fiebre, habría que ir al médico porque puede tratarse de una hemorragia cerebral, una trombosis, meningitis o incluso de un tumor», precisa la especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario del Vinalopó, Elche (Alicante).

En concreto, en el caso de que dure varios días, puede ser «el principio de que una persona de mediana edad tenga hipertensión arterial, un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares», puntualiza el doctor José Manuel Ramos Rincón, médico internista, coordinador también de la guía «Comunicar Salud», y portavoz de la SEMI.

«Y si la cefalea es aguda y nunca había pasado, y no cede –prosigue este especialista del Hospital General Universitario Dr. Balmis, en Alicante–, al cabo de unas horas hay que pensar que puede pasar algo en el sistema nervioso central de forma aguda: un accidente cerebrovascular o una hemorragia cerebral».

«Si el dolor de cabeza es agudo y va acompañado con fiebre, podría ser que fuera una meningitis u otra infección», añade.

En el caso del dolor de espalda, puede ser desde una contractura muscular o un cólico nefrítico, «hasta una emergencia muy grave como la rotura de un aneurisma de aorta que debemos sospechar en una persona mayor con factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial o en tabaquismo, sobre todo si aparece de forma brusca y se acompaña de otros síntomas como dificultad para respirar, sudoración y mareo o mal estado en general», explica la doctora Maestre.

«En estos casos –prosigue– acudir rápidamente a un servicio de urgencias puede ser vital, ya que la mortalidad es muy alta si no se trata rápidamente».

«Un tumor también puede causar ese dolor de espalda crónico», incide el doctor Pablo Pérez Martínez, médico internista, coordinador de la guía «Comunicar Salud», y portavoz de la SEMI.

«La dorsolumbalgia, cuya duración excede las siete semanas, es el dolor que nace en la zona lumbar baja y que persiste en el tiempo. Las causas de este síndrome pueden ser muchas y de origen variado. Aunque la causa más frecuente es la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores, que forma parte del proceso normal de envejecimiento, es fundamental valorar la existencia de ‘‘signos de alarma’’ que indiquen la posibilidad de una etiología severa, como, por ejemplo, la existencia de un tumor», añade este doctor, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía, en Córdoba.

Otro síntoma a tener en cuenta, destaca la doctora Maestre, son «las palpitaciones cardíacas». Por lo general, no hacen daño, pero en algunos casos pueden ser un síntoma de una afección cardíaca, como una arritmia, que podría requerir tratamiento. «Si son persistentes y van acompañadas de falta de aire, dolor en el pecho o pérdida de conocimiento, se debe consultar con un médico, pues pueden reflejar una enfermedad cardiaca. Si van acompañadas de pérdida de peso, diarrea, irritabilidad y nerviosismo, debilidad muscular o síntomas oculares pueden deberse a un mal funcionamiento del tiroides y se debe solicitar valoración médica».

Estar nervioso, intranquilo o sentir ansiedad puede, a su vez, «tener un origen orgánico: hipertiroidismo, y no tratarlo a tiempo puede hacer que la enfermedad evolucione y que la respuesta al tratamiento sea más lenta y complicada», incide el doctor Pérez.

Y estar cansado, sentirse débil y sufrir falta de concentración es algo muy frecuente, pero «puede ser una anemia», explica el doctor Ramos.

Las causas de este menor número de glóbulos rojos «son muchas –recuerda el doctor Pérez–. Las principales son la falta de hierro, ácido fólico o de vitamina b12. Hay que estar atento a ella si se es vegetariano estricto o si se tienen menstruaciones abundantes».

Ahora bien, «en ocasiones no falta ningún nutriente y se debe a enfermedades en las que el cuerpo no es capaz de producir glóbulos rojos a un ritmo normal», añade.

«Hay que ver la causa de la anemia, porque habitualmente es debida a algo. Puede ser por una menstruación intensa, pero también puede deberse a un tumor», incide el doctor Ramos, que recuerda que «hay que ir al médico cuando uno ve una anomalía. Luego el médico verá si es o no importante. Es como bajar de peso, perder cinco o seis kilos en tres o seis meses sin mediar nada, ni deporte, ni estrés, sin motivo aparente puede deberse a una enfermedad subyacente como una neoplasia o un hipertiroidismo».

En cambio, si tiene más sed «puede deberse a la diabetes mellitus», avanza el doctor Pérez, que explica que «los síntomas de esta enfermedad dependen del nivel de glucosa sanguínea. Es posible que algunas personas no presenten síntomas, especialmente si tienen diabetes gestacional o diabetes tipo 2. En el caso de la diabetes tipo 1, los síntomas tienden a aparecer rápido y a ser más intensos». En todo caso, «el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad debe ser lo más precoz posible para evitar complicaciones», añade el especialista en Medicina Interna del hospital cordobés.

En el caso de la diarrea, es un síntoma de la gripe más frecuente en niños, al igual que los vómitos. A nivel mundial, más de 1.000 millones de personas tienen uno o más episodios de diarrea aguda cada año.

La mayoría de los episodios se resuelven sin tratamiento. Si hay riesgo de que la pérdida de líquidos sea mayor a la ingesta, se debe acudir al médico. También si la diarrea se acompaña de deposiciones con moco o sangre, o fiebre alta, o se trata de una persona inmunodeprimida o con factores de riesgo. En algunas ocasiones puede ser necesario el uso de antibióticos si es por una bacteria patógena o un parásito.

De modo que «si se tiene diarrea y fiebre debe consultar con su médico, porque la fiebre nos dice que es de origen infeccioso o agudo», recuerda el doctor Ramos, y si tiene «gastroenteritis, habría también que ir al médico para vigilar la envergadura diarrea, sobre todo en gente mayor. Y si una persona va al baño cuatro veces al día hay que consultar para saber la causa y evitar deshidratación», añade.

También hay que estar atentos a los síntomas en la piel. Además de los lunares, hay que observar «las manchas en la piel como punteados rojos, ya que lo puede causar una meningitis», destaca el doctor Pérez, que recuerda que esta enfermedad se produce por la «inflamación de los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal (las meninges). En muchas ocasiones su causa es infecciosa, producida tanto por virus, más frecuentes, como por bacterias».

En el caso de las meningitis producidas por bacterias, son cuadros graves que pueden, según el especialista, «provocar secuelas importantes, con daño cerebral o, incluso, la muerte, y constituyen una urgencia médica que debe ser diagnosticada y tratada lo más rápido posible».

«En su inicio –continúa–, su cuadro puede no ser diferente de otros procesos más comunes como algunas viriasis o la gripe, con fiebre o decaimiento general. Y entre los síntomas que la pueden acompañar está el dolor de cabeza intenso, la rigidez de los músculos del cuello, los vómitos con fuerza, la alteración del nivel de conciencia o las manchas en la piel como punteados rojos o ‘‘moratones’’».

Ser muy friolero

«El hipotiroidismo puede causar esa facilidad para sentir frío», asegura el doctor Pérez Martínez. Ocurre cuando la glándula tiroides «no produce suficientes hormonas tiroideas, que son las encargadas de regular el metabolismo del cuerpo; es decir, el uso y almacenamiento de la energía». Es uno de los trastornos endocrinos más frecuentes, sobre todo «en mujeres y en mayores de 60 años», recuerda. Los análisis de sangre pueden diagnosticar el hipotiroidismo y su causa. Una vez se ha hecho el diagnóstico «es muy importante tomar la medicación pautada», aconseja el doctor, que explica que en estos pacientes «se recomienda evitar el frío extremo para reducir el riesgo de complicaciones graves como el coma mixedematoso».