Opinión

Stop pseudoterapias

La ciudadanía tiene derecho a estar protegida de las pseudoterapias

Los hospitales deben tener una serie de características y servicios para proporcionar atención médica de calidad y satisfacer las necesidades de los pacientes
La ciudadanía tiene derecho a estar protegida de las pseudoterapiasDreamstime

La pandemia ha traído a nivel global un resurgir del pensamiento negacionista, que ha alcanzado a la ciencia y la medicina. Por eso es tan oportuno que desde Sanidad se llame la atención sobre los peligros de las pseudoterapias. Esta es una labor constante de explicación a la ciudadanía y eliminación de prácticas y productos que no han demostrado su presunta eficacia, así como todo tipo de publicidad engañosa.

Estos productos son claramente perjudiciales para los pacientes, especialmente en el caso de que sustituyan tratamientos que sí curan; y por supuesto perjudiciales para la economía de quien paga por algo que no sirve para sanar la enfermedad. En 2018, el Gobierno ya le declaró la guerra a las pseudoterapias, y ahora se da un paso más con la presentación de los informes realizados por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud.

En esta ocasión se aborda el análisis de la eficacia y seguridad de ocho técnicas (terapia con ventosas, taichí, luminoterapia, respiración consciente, chi-kung/qigong, zerobalancing, aromaterapia y técnicas de relajación basadas en inducción a sensaciones corporales) que se unen a las ya denunciadas clásicamente de la homeopatía o el reiki, entre otras.

La ciudadanía debe tener clara la diferencia entre evidencia científica y supuestos remedios pseudocientíficos que muchas veces se enmascaran tras «lo natural». El verdadero peligro surge cuando estas prácticas que no curan se utilizan para dolencias importantes, ya que se venden falsos remedios desde para el resfriado hasta para el cáncer, con especial prevalencia en la esfera pediátrica. Las pseudoterapias no son inocuas, y alcanzan a miles de personas afectadas; y en las más desgraciadas ocasiones las pseudoterapias matan.

La ciudadanía debe tener claro que la buena práctica médica está ligada a la evidencia científica. Aunque esto a veces es complicado de diferenciar si a quien ofrece estos servicios se le permite estar colegiado en algún colegio profesional del ámbito sanitario o se puede comprar el producto en una farmacia.

La ciudadanía tiene derecho a estar protegida de las pseudoterapias.