Coronavirus

130 euros de multa por «citas» fuera del domicilio

El azote de Boris Johnson Reino Unido prohibe las relaciones sexuales entre parejas que vivan separadas

El "premier" británico, Boris Johnson, ayer en el número10 de Downing Street, en Londres
El "premier" británico, Boris Johnson, ayer en el número10 de Downing Street, en LondresWILL OLIVEREFE

El premier Boris Johnson fue uno de los últimos líderes europeos en imponer el confinamiento. Y si su lenta actuación no estuvo exenta de polémica, con el plan de desescalada ocurre lo mismo, ya que mantener relaciones sexuales con alguien fuera del hogar se ha convertido ahora en una actividad ilegal en Inglaterra, donde desde este lunes están permitidas las reuniones de hasta seis personas, siempre que sea al aire libre. Tanto Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen sus propias competencias. Pese a que el Gobierno quiere ir recuperando la normalidad, con más de 39.000 muertos, el Reino Unido sigue siendo el segundo país más afectado del mundo por el Covid-19. Y en este sentido, Downing Street no quiere dar un paso en falso, por lo que, de momento, no está permitido pernoctar fuera del domicilio.

La normativa de «Regulaciones de Protección de la Salud» –que durante las semanas más complicadas del brote prohibieron que los ciudadanos salieran de casa sin una «excusa razonable»– ha sido reemplazada ahora por otra disposición que especifica restricciones estrictas sobre dónde las personas pueden dormir y reunirse. Hasta ahora, desplazarse para ir a la casa de otra persona para tener relaciones sexuales habría sido una violación de las restricciones del confinamiento, pero con la nueva normativa ambas partes podrían ser procesadas por la ley, por lo que se crea una situación sumamente compleja para aquellas parejas que vivan en distinto domicilios. La Policía puede arrestar o multar a aquellos que no cumplan las reglas con hasta 100 libras (130 euros). Con todo, los agentes no tienen el poder de verificar si hay violaciones de la normativa dentro de las propiedades. «Esta es una restricción de nuestros derechos a la privacidad y la vida familiar, a pesar de que puede estar justificada por la gravedad del riesgo para la salud pública», asegura Adam Wagner, abogado de derechos humanos.

Desde que comenzara el brote, la gestión de Johnson ante la pandemia ha sido sumamente criticada. Y aunque ahora tiene más presión que nunca por parte de sus filas para ir suministrando oxígeno a la economía, los propios asesores científicos del Ejecutivo son los que advierten que la desescalada es una “cuestión política”, ya que el “riesgo sigue siendo aún muy alto”.