Mayores Clece
El SAD RURAL: una oportunidad para las personas mayores y para “La España vaciada”
Muchas de las personas mayores que viven en pueblos con altos niveles de despoblación sufren dificultades por la falta de recursos sanitarios y centros clínicos. Los servicios de ayuda domiciliaria en el entorno rural realizan una increíble labor para permitir que los mayores de las zonas más deshabitadas obtengan la atención que necesitan
Las personas mayores a veces requieren de ayuda externa para el desempeño de sus actividades diarias. Es una realidad que se da con especial importancia en la gran mayoría de nuestros pueblos, en los que las personas mayores son los habitantes principales. Según datos estadísticos proporcionados por el INE, a 1 de enero de 2019, la población mayor de 64 años en España ascendía a 9,057.193 de personas mayores, de las cuales, 770.580 viven en municipios rurales de 2.000 o menos habitantes.
Muchas personas de este grupo social dependen de servicios sanitarios para poder atender a sus necesidades y, sin embargo, las necesidades no se cubren de igual manera, ni se dan las mismas facilidades a los mayores en lugares urbanos que en zonas rurales. En muchas ocasiones, en pueblos con altos índices de despoblación, los recursos y ayudas básicas no están siempre cerca de su alcance.
Precisamente por esta razón, los servicios de ayuda domiciliaria son un recurso muy valioso para las personas de la tercera edad. Los pueblos se están vaciando demográficamente y, por ello, debemos buscar soluciones factibles para garantizar el bienestar de nuestra población más anciana.
Silencio en los pueblos: el gran impacto de la despoblación rural
Cada vez es más visible la estrecha relación entre la despoblación y el envejecimiento de la ciudadanía en las zonas rurales. Cuantos menos habitantes tiene un municipio, más alta suele ser la media de edad. Las dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos de este tipo de zonas se reflejan en problemas de desempleo y falta de recursos. Es el caso del acceso a los servicios de banca o a la educación, o incluso de ayuntamientos que se ven limitados en cuanto a su calidad de servicios públicos. El campo de los cuidados médicos no es ajeno a este problema, ya que en los últimos años se ha notado un cierre progresivo puntos de atención sanitaria.
Con la despoblación perdemos todos. José Manuel Millán, delegado de Servicios Sociales expresa que “tenemos la idea de que establecer servicios sociales en estas zonas es muy caro. Según un estudio sobre este sector, en Castilla y León, por cada millón de euros que se invierten en servicios sociales, ayuda a domicilio, residencias, etc., se generan 51 empleos lo que supone un retorno a la administración de aproximadamente el 50%. Esto, sin tener en cuenta la reducción del gasto sanitario de una persona atendida en su domicilio, el empleo indirecto que esto genera y los beneficios incalculables que reporta en la calidad de vida de las personas”.
¿Cómo es el día a día de una auxiliar del SAD?
Arrancar el día cuando se vive en una zona rural difiere mucho de cuando se hace en una ciudad o una gran urbe, más cuando hablamos de personas de edad avanzada. En este sentido, no existen las mismas comodidades, ni las mismas infraestructuras, ni mucho menos los mismos servicios.
Para una persona dependiente, buena parte de sus tareas se pueden convertir en retos. Por eso, la principal misión del equipo auxiliar de estos Servicios de Ayuda a Domicilio es activar a sususuarios , ya que algo que nos parece tan básico como levantarse de la cama, vestirse, asearse y desayunar se puede convertir en un desafío inmenso.
El equipo de auxiliares también acompaña a los mayores en sus quehaceres diarios. En el caso de que tengan que cumplir con un tratamiento o una visita médica, ellos se encargan de hacer el seguimiento.
Para mejorar la calidad de vida de este grupo de población que vive en lo que conocemos como “la España vaciada”, los Servicios de Ayuda a Domicilio juegan un papel fundamental para aumentar el bienestar de los mayores en términos de autonomía, desarrollo e integración de este colectivo.
Mar Gutiérrez es la auxiliar de Clece encargada de gestionar los casos de personas dependientes en la Mancomunidad Altamira-Los Valles, ubicada en Cantabria. Ella lleva desde 1999 trabajando con los mayores de la zona y ha visto diferentes ayudas a la dependencia.
Ella comienza su jornada laboral a las 8:30 horas de la mañana. Su rutina de trabajo es siempre la misma, yendo de un domicilio a otro: visitar a Asunción, a Julio, a María y a Curra. A primera hora de la mañana llega a casa de Asunción para ayudarle a empezar el día: “ella vive sola y la ayudo a que se levante, se asee, a preparar el desayuno y limpiar el baño. Lo principal es atenderla según sean sus necesidades”.
Una vez que Asunción ya se ha activado, Mar sale a la búsqueda de su segundousuario. Julio vive en Cartes, con lo que la auxiliar se traslada hasta el municipio para cuidar de un señor de 90 años que está en perfecto estado para su edad, tanto físico como mental. “Cuando llego a su casa, me encargo de hacer la habitación, limpiar el baño, quitar el polvo, barrer y fregar el suelo, poner la lavadora o tenderle la ropa, digamos las cosas que a él se le escapan”, asegura Mar.
Sobre las 10:30 horas de la mañana se desplaza nuevamente a otro domicilio, esta vez a casa de María. Con ella trabaja en las tareas del hogar que precisen de ayuda, como con el resto depersonas a las que atiende, pero haciendo especial hincapié en que se mueva, ya que adolece de problemas en las piernas. Mar confiesa que le interesa “que salga y que pasee. Si no, se sienta en el sofá, limitándose a moverse del sofá a la cama. Lo que trato de hacerle ver es que cuanto más se pare, peor va a estar”.
Cuando termina el paseo con María,sobre las 12:30 horas de la mañana, acude directamente a casa de Curra, otra señora octogenaria que vive sola en Riocorvo. Básicamente, el servicio es el mismo que mantiene con María; la ayuda con las labores domésticas y del hogar, manteniéndola activa en la medida de sus posibilidades.
Por último, cuando termina su faena en Riocorvo, vuelve a casa de Asunción. El caso de Asunción es especialmente particular, ya que, además de tener una edad avanzada, se encuentra sola, sin familiares cercanos que puedan estar más pendientes de ella, con lo que requiere de una mayor atención por parte del equipo auxiliar.
Cuando el reloj marca las 15:30 horas, Mar pone fin a su jornada laboral.
Medidas que garantizan la seguridad
Para mantener la seguridad en todo el proceso que conlleva el cuidado de personas dependientes, Clece ha provisto a usuarios y empleados de un conjunto de medidas específicas que puedan garantizar unos cuidados seguros.
En este sentido, la seguridad es lo más importante. “La empresa nos facilita mascarillas, tenemos guantes a disposición de todo el personal, nos dieron un lote de gel hidroalcohólico para desinfectarnos las manos cada vez que cambiemos de domicilio, manteniendo así la higiene de las manos en todo momento”, afirma Mar Gutiérrez.
La última parte del EPI del equipo de auxiliares es la bata, “que entre un domicilio y otro nos lo cambiamos, así evitamos ir llevando todo de un sitio a otro”. Para un trabajo que requiere de contacto y cercanía con personas, la medidas de seguridad han de ser las correctas, ya que es la única forma de mantener a este colectivo de riesgo lo más lejos posible de los contagios.
El SAD rural
Los profesionales de Clece atienden a los mayores en la comodidad de su hogar, . Su intención es siempre trabajar en la medida en que se favorezca la calidad de vida, autonomía, desarrollo e integración de este colectivo.
Conscientes de la importancia del SAD para nuestros mayores, aún su visibilidad es bastante baja. "El Servicio de Ayuda a Domicilio es muy útil, es esencial, sobre todo en zonas rurales. Afecta tanto a personas que están en buen estado físico y mental, como con personas que tienen algún deterioro o demencia mental. Por ser auxiliares de ayuda a domicilio tenemos una formación específica para tratar con este tipo de pacientes, donde en la mayor parte
Para muchos mayores, vivir en el entorno rural mejora su calidad de vida, evita el sedentarismo, el estrés o incluso la contaminación de las ciudades. Por ello, los servicios de Clece aprovechan los recursos del entorno comunitario para reforzar las relaciones personales, potenciar actividades de ocio y cubrir los posibles momentos de soledad de este colectivo.
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