La crisis de Mallorca
De “hotel puente” a cárcel para jóvenes
Baleares paga 900 euros al día por cada positivo alojado en el Bellver
El pasado 30 de mayo, el Palma Bellver, perteneciente a la cadena Melia y situado en el emblamático paseo marítimo de la capital balear, se convirtió en el nuevo hotel puente para el verano 2021 o, lo que es lo mismo, el establecimiento de referencia para confinar a personas con sospecha de infección activa o contactos estrechos en el periodo de cuarentena.
Una medida que ya se tomó en 2020, año en en el que se habilitaron dos hoteles, uno en Palma y otro en la localidad costera de El Arenal para este fin. El Gobierno les llama «hoteles puente» pero todo el mundo los conoce como «hoteles Covid».
El Bellver es un hotel de cuatro estrellas, 15 plantas y 150 habitaciones recién reformadas emplazado cerca del mar. Un sitio perfecto para pasar unos días de vacaciones que se convirtió en una “carcel” para los 249 estudiantes Madrid, Galicia, Andalucía y País Vasco que, supuestamente, habían tenido contacto directo o indirecto con los más de mil jóvenes que dieron positivo al regresar a sus comunidades de origen tras el viaje de fin de curso a la isla.
Junto a ellos, se aisló también a 33 turistas extranjeros positivos o contactos estrechos, y los 18 ocupantes de una patera que se interceptó en esos días en la costa de Cabrera.
El archipiélago balear es la única comunidad de España que ofrece a los desplazados considerados contacto estrecho de contagiados pasar la cuarentena en un hotel habilitado para ese fin, cuyo coste asume la administración pública. Además del Bellver en Mallorca, hay un «hotel puente» de Ibiza, donde actualmente hay 26 confinados, seis de ellos extranjeros, y otro en Formentera, con nueve personas también extranjeras.
El de Palma cuesta al Govern 300.000 euros mensuales en concepto de alquiler. Durante la semana en la que ha sido el epicentro de la crisis de los macrobrotes, ha tenido que invertir 100.000 euros públicos para vigilar y blindar con seguridad extraordinaria De hecho, según el Ejecutivo balear, la estancia de cada joven confinado en el hotel de Mallorca ha costado 900 euros al día. Esta cifra no es solo por la estancia y la manutención, sino por la asistencia médica y sumar también los gastos de seguridad.
Otros de los recursos que el departamento que dirige Francina Armengol puso a disposición delos estudiantes fue un grupo de a psicólogos de Cruz Roja, después de que varios progenitores se quejaran de las consecuencias que este episodio podría tener en la salud mental de sus hijos. Si a eso le sumamos el ferry en el que fueron trasladados a Valencia y otros medios de transporte puestos a disposición de los jóvenes, el coste de este confinamiento masivo ascendería a un millón y medio de euros.
Cientos de usuarios en Twitter han criticado ferozmente las constantes quejas de los jóvenes sobre la comida y el servicio prestado por el establecimiento, que han considerado una «estancia de lujo» para unos «niñatos irresponsables». Un clamor social que creció cuando turistas de hoteles colindantes sacaron a la luz los supuestos actos vandálicos que los estudiantes estaban protagonizando.Una habitación inundada, lanzamiento de comida desde los balcones, escupitajos a los trabajadores y fiestas y desmadres varios con alcohol que les un propocionaba un bar colindante mediante cubos que lograban ascender hasta la habitación con sábanas.
Esto, sumado a los intentos de los jóvenes por escaparse del hotel o la negativa a realizarse pruebas diagnósticas, ha dejado sin defensa a aquellos que han mantenido un comportamiento correcto. Ejemplo de ello es que un grupo de 30 estudiantes decidió de manera voluntaria quedarse en el hotel a terminar del todo su cuarentena, aún teniendo PCR negativa.
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