Desastre ambiental
Qué es la anoxia, el problema que podría estar matando a miles de peces en el Mar Menor
El aumento de las temperaturas no es el único motivo detrás de este fenómeno
Las orillas del Mar Menor están repletas de especies marinas muertas. Allí ya se han recogido entre 4,5 y 5 toneladas de cadáveres de peces y crustáceos que podrían haber fallecido por anoxia, entre otros motivos. El detonante de la elevada mortalidad “ha sido la ola de calor de la segunda semana de agosto” que habría provocado la falta de oxígeno en las aguas de la mayor albufera de España, según explicó el investigador y profesor del departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad Politécnica de Cartagena, Javier Gilabert.
La anoxia es la falta casi total de oxígeno, y podría ser la causa de la muerte de miles de peces. La directora general del Mar Menor, Miriam Pérez, dijo el pasado jueves que en los análisis realizados tras la aparición de los peces muertos en la zona sur del Mar Menor “se han detectado ciertas zonas con hipoxia” (reducción de oxígeno).
No obstante, achacar este fenómeno únicamente al aumento de la temperatura es “muy precipitado” para el Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC). Expertos del organismo público de investigación dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación explican que la mortalidad se ha producido en “animales pertenecientes a una amplia variedad de especies que desarrollan su actividad en el fondo o muy cerca del mismo, pero de talla predominantemente pequeña con menor capacidad de escape y, por tanto, más vulnerables frente a factores de estrés como la temperatura, la anoxia o la toxicidad de algún tipo de elemento contaminante”. Es decir, no se descarta que estos factores, o la interacción entre ellos, esté detrás del problema.
De hecho, el mero aumento de las temperaturas no debería producir un evento de esta magnitud. “Los organismos que habitan en este tipo de ecosistemas lagunares se encuentran especialmente adaptados a los cambios ambientales bruscos y fluctuantes, por lo que resulta difícil que se vean afectados por un leve incremento de temperatura, dentro del máximo estival característico del Mar Menor”, explican desde el IOE.
En este punto entra en juego la eutrofización, el proceso de contaminación más improtante en las aguas. Se trata del aumento de la concentración de compuestos de nitrógeno en el agua por la entrada de nutrientes procedentes de las fincas de regadío que no han sido absorbidos por los cultivos, tal y como explica la Fundación Aquae. Este exceso de nutrientes en el agua acelera el crecimiento de las algas y plantas acuáticas, que consumen gran cantidad de oxígeno durante su desarrollo y putrefacción.
La eutrofización de las aguas del Mar Menor “disminuye su resilencia, es decir, su capacidad para resistir alteraciones como las que puede provocar el estrés térmico de una ola de calor u otro factor”, indican los expertos del IOE.
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