Opinión

Más de cuatro millones de personas en España tiene algún tipo de discapacidad

Sonia Escorial

Esta semana se ha publicado la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) 2020, datos que no se recogían desde 2008 y que tienen como finalidad atender la demanda de información por parte de las Administraciones Públicas y de numerosos usuarios como las organizaciones del Tercer Sector de Acción Social, proporcionando una base estadística para la planificación de políticas destinadas a las personas con discapacidad que permitan la promoción de la autonomía personal y la prevención de las situaciones de dependencia.

Es interesante una lectura en profundidad de los resultados y así poder sacar algunas conclusiones o reflexiones que nos ayuden a abrir camino.

Empezamos: Más de 4 millones de personas en España tiene algún tipo de discapacidad, además nos dan el dato llamativo de como 3 de cada 5 son mujeres. ¿Podríamos decir que la discapacidad tiene nombre de mujer? ¿No sería el momento de hacernos eco de términos como “dobles discriminaciones”? quizás así podríamos conocer las situaciones de desigualdad a las que se enfrenta el colectivo de mujeres con discapacidad. El 63,7% de los cuidadores son mujeres, siendo los perfiles más frecuentes los de mujer entre 45 y 64 años (41,0% de los casos). Entre las personas de 6 a 44 años que recibieron cuidados, la figura de su cuidador principal fue alguno de sus progenitores en un 69,8% de los casos (10,5% el padre y 59,3% la madre). Mujeres vinculadas a la discapacidad viviéndola en primera persona desde la doble perspectiva de cuidadora-cuidada, pero siempre centrada en ellas, en las mujeres. ¿Será el momento de crear políticas específicas para ellas, para nosotras?

En segundo lugar, 3,3 millones de personas con discapacidad reciben algún tipo de ayuda técnica o/y personal (o ambas). ¿Cómo es posible que más de un millón de personas con discapacidad no reciba ningún tipo de ayuda? ¿Cuáles son los motivos para que haya un colectivo tan marginado y olvidado?

Me gustaría destacar ya que me ha llamado poderosamente la atención el tema de la educación. Los que nos dedicamos al mundo de la educación en muchas ocasiones asociamos el termino discapacidad con adaptación curricular y/o con necesidades especiales de aprendizaje, cual ha sido mi sorpresa al comprobar que en un 70% de los casos no son necesarias esas adaptaciones. ¿Será porque nuestro sistema es cada vez más inclusivo?, pero ¿por qué en el caso de necesitarlas no llegamos ni a la mitad de los estudiantes? el 52,1% dice no haber recibido los ajustes necesarios. ¿Habrá que repensar el sistema educativo para que de verdad todos tengan cabida en los centros escolares, sea cual sea las necesidades que presenten? ¿Estamos construyendo un sistema educativo inclusivo e incluyente?

Este ámbito, además, está estrepitosamente ligado con la empleabilidad, el 30,4% de los encuestados tienen ocupaciones elementales, el 17,5% desempeñan puestos de técnicos y el 15,9% son empleados administrativos ¿por qué la mayoría de los trabajos que tienen las personas con discapacidad son menos cualificados, centrados en ocupaciones elementales? ¿Nos es tan difícil salir del cliché? Ese cliché limitante que opta por colocar al trabajador con discapacidad en un lugar secundario, apartado y casi sin responsabilidades, un lugar rodeado de miradas y perspectivas capacitistas.

Para terminar, me gustaría acabar reflexionando sobre algo realmente terrorífico, el 34,0% de las personas con discapacidad (1,4 millones) manifestaron tener dificultad para desenvolverse con normalidad en su vivienda o en los accesos o interior de su edificio ¿cómo puede haber un porcentaje tan elevado de personas que no tienen una vivienda accesible? Son más de 1 millón de personas las que están en una situación impensable: no poder “vivir” con autonomía y dependencia en sus propios hogares.

Como apunte final, sé qué en la elaboración de esta encuesta se ha contado con algunas fundaciones, asociaciones… del colectivo, pero no puedo dejar de preguntarme ya que es una encuesta pensada para

personas con discapacidad, ¿este colectivo ha participado de manera activa? ¿han diseñado los objetivos?, ¿han participado en la elaboración de los ítems de la encuesta?, ¿Los resultados son accesibles para que todos puedan verlos, interpretarlos y entenderlos…?

Hay mucho camino por recorrer, pero el ritmo deben marcarlo las personas con discapacidad o diversidad funcional, deben ser ellos los que nos pongan el foco y la luz, el resto de la sociedad debemos acompañarlos en esa búsqueda de derechos y equidad de oportunidades que tanto ansían y merecen.

Sonia Escorial es Responsable de la Unidad de Atención a la Diversidad de la Universidad Europea.