Caso Esther López
Las mentiras de Óscar, el sospechoso de Traspinedo, ante la jueza
La magistrada le ha dejado en libertad a pesar de que la acusación particular ha solicitado prisión provisional tras su comparecencia
Su versión sobre lo que hizo la madrugada del 12 al 13 de enero no coincide con lo que «dicen», al menos, tres de sus dispositivos electrónicos: móvil, centralita de su coche y aplicación de control de actividad. Sin embargo, el Ministerio Público no considera que la Guardia Civil haya encontrado todavía suficientes indicios que incriminen a Óscar S. en la muerte de Esther López como para pedir, siquiera, medidas cautelares contra él. Aunque ya lo había hecho en varias ocasiones ante los investigadores, esta mañana ha sido la primera vez que el principal investigado por el suceso de Traspinedo declaraba ante la instructora del procedimiento, la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid, Soledad Ortega.
“No tengo explicación”
Estaba citado a las 12:30 horas del mediodía y a pesar de que en las puertas del juzgado se habían concentrado numerosos familiares y amigos de la fallecida con carteles pidiendo justicia, el imputado llegó en un coche con las lunas tintadas y accedió a las dependencias judiciales por el garaje. Apenas estuvo una hora en el interior del juzgado y contestó a todas las partes, según fuentes judiciales. Óscar mantuvo su versión de los hechos en las cuestiones principales y, ante las evidencias de que mentía, apenas se atrevió a contestar que «no tenía explicación».
Así, volvió a repetir que dejó a Esther en la carretera sobre las 2:45 horas de la madrugada unos metros más allá del restaurante «La Maña» y que ella se quiso bajar del coche porque quería seguir de fiesta y él quería ir a dormir. Sin embargo, los móviles de ambos estás próximos en el entorno de su vivienda de la urbanización «El Romeral» a las 3:26 horas.
Óscar repitió, como ya había declarado, que después de llegar a casa, se puso el pijama y se durmió sin ducharse, a pesar de que su aplicación de actividad registró unos 300 pasos justo aquella madrugada (no así la anterior ni la posterior).
Tampoco entiende cómo puede ser que pusiera su móvil en modo avión o lo dejara en su casa de Valladolid para realizar dos desplazamientos a Traspinedo (de madrugada y la noche siguiente) porque él asegura que no sabe ni cómo se pone. Unos desplazamientos, además, que los investigadores solo conocieron tras analizar la centralita de su Volkswagen T-Roc, que se conectó al bluetooth.
Respecto al resto de ADN de Esther hallado en el borde de su maletero, tampoco encuentra explicación, ni recuerda haber llamado a un móvil que Esther ya no utilizaba aquella madrugada tras, supuestamente, haberla dejado en la carretera.
Cámaras en un lavadero
Pero una de las cuestiones más evidentes es el hecho de que, como publicó este diario, lavó su coche doce horas después de haber dejado a Esther, hasta el punto de que llamó la atención de los especialistas de inspecciones oculares porque no tenía ni arena en las alfombrillas del coche cuando lo analizaron el mismo día que revisaron el del primer sospechoso, Ramón «El Manitas». Unas cámaras de una gasolinera de Valladolid captan a su vehículo pasadas las 15:16 horas del día 13 de enero en un lavadero de coches; un extremo que él había ocultado a pesar de las preguntas de la Guardia Civil. Esta mañana, simplemente se ha preguntado que cómo podía ser si él no había ido allí, a pesar de las incuestionables imágenes.
Fianza de 60.000 euros
Estas evidentes contradicciones, no obstante, no han sido suficiente para convencer a la Fiscalía de que había indicios que permitieran solicitar a la magistrada algún tipo de medida cautelar contra él, tal y como solicitaba la acusación particular de la familia de Esther, ejercida por el letrado Guillermo Ruiz Blay. Éste solicitó, sin éxito, la prisión provisional para el investigado, una fianza de 60.000 euros o, en su defecto, su detención durante 72 horas a la espera de que la Guardia Civil obtenga los resultados del laboratorio pendientes tras el registro de su casa.
La magistrada podía haber aceptado alguna de las solicitudes del letrado de la familia de la fallecida pero también consideró que no son indicios suficientes. Y eso que ella, evidentemente, sí es conocedora de la parte del sumario que aún permanece bajo secreto. Así, todavía queda esperar a que la investigación avance para poder conocer qué pasó aquella madrugada con Esther.
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