Récord
¿Qué coche ostenta el título de “el más rápido del mundo”? Superó incluso la barrera del sonido
El estruendo del SSC Thrust superando la barrera del sonido fue tan poderoso que, en un pueblo a unos 18 kilómetros de la pista, los cuadros se cayeron de las paredes
Ocurrió en el año 1997: el piloto británico Andy Green consiguió hacer algo con lo que muchos otros sólo pueden soñar... conducir el coche más rápido de la historia. El récord anterior lo ostentaba otro piloto británico llamado Richard Noble, que el 4 de octubre del año 1983, había conseguido alcanzar los 1.019,47 kilómetros por hora con el Empuje 2. Sin embargo, esto a Noble le dejó un mal sabor de boca. Porque sabía que podría llegar mucho más lejos si conseguía diseñar un coche mucho más avanzado... y si encontraba un piloto capaz que estuviera dispuesto.
El SSC Thrust
Poco después de haber superado la barrera de los mil kilómetros por hora, Noble pensó que había una barrera mucho más significativa que rebasar: la barrera del sonido. Es decir, que necesitaba fabricar un coche capaz de alcanzar -al menos- los 1.234,8 kilómetros por hora... algo absolutamente desafiante desde cualquier campo de la ingeniería. No sólo tendría que hacerse con un motor capaz de alcanzar esa potencia (y unos componentes mecánicos que la soportasen), sino que también debería dar con el diseño aerodinámico adecuado para que el vehículo no saliese por los aires y con unos neumáticos lo suficientemente resistentes como para no desintegrarse por el camino.
Con este objetivo en mente, Richard Noble empezó a armar un equipo que estuviera dispuesto a enfrentar el reto. Por suerte, consiguió convencer a Glunne Browsher, a Ron Anyers y a Jeremy Bliss; que eran tres ingenieros con la osadía, el conocimiento y el entusiasmo suficiente como para crear el primer coche supersónico de la historia.
En el año 1994, Noble por fin consiguió dar con un piloto lo suficientemente temerario como para meterse en el SSC Trust. Andy Green optó a la oferta de trabajo después de leer el titular de un periódico que rezaba: “Se busca conductor de alta velocidad para romper la barrera del sonido”. Él sabía queera el mejor candidato(o al menos, que sería de los favoritos) no solo era un experimentado piloto de aviones de combate; sino que también tenía cierta afición por los deportes de riesgo y -sobre todo- era británico (como todos los miembros del equipo, que querían que este fuera un logro para su país y no sólo para un grupo de personas).
El Thrust SSC se diseño en torno a dos motores a reacción llamados Mk 205, que eran los que utilizaba el avión de combate supersónico F-4K Phantom. De hecho, el mismo diseño de este coche de 10 toneladas era más cercano al de un avión de combate o al de un cohete, que al de un coche al uso. Las primeras pruebas de velocidad se realizaron el Jordania, cerca de la aldea de Al-Jafr; donde se hicieron unos cuantos ajustes para que todo estuviese listo para el gran día, que tendría lugar en el desierto Black Rock de Nevada (Estados Unidos).
Peleando por el récord
En la mañana del 15 de octubre del año 1997, Andy subió de nuevo a la cabina del SSC Thrust, cuando el ya poseía el récord de velocidad terrestre gracias a las pruebas que se habían realizado (1.490, 30 kilómetros hora). Pero nadie quería irse a casa sin haber roto la barrera del sonido. Frente a él había 22,5 kilómetros de desierto que previamente habían barrido en busca de cualquier piedra o cualquier obstáculo que pudiera estropear la carrera.
A las 9:08, el piloto encendió los enormes motores del Thrust SSC y este comenzó a moverse. Durante toda la carrera, Andy Green no pudo hacer otra cosa que tratar de mantener el coche sobre control. Lo único que podía hacer es mantener la mirada en larguísima línea blanca que los organizadores habían dibujado en el suelo para que Green tuviera algún tipo de referencia.
Para medir la velocidad se dispusieron dos radares a una distancia de una milla (1,852 kilómetros). Aunque realmente no fue necesario consultarlas para saber que el reto se había conseguido cuando se escuchó el estruendo del SSC Thrust rompiendo la barrera del sonido. El estallido fue tan poderoso que en Green, un pueblo a unos 18 kilómetros de la pista, los cuadros se cayeron de las paredes, los aspersores de la escuela local se activaron y las alarmas de los coches del pueblo comenzaron a cantar al unísono.
Cuando llegaron los datos oficiales registrados de los radares y se promediaron los tiempos alcanzados en la idea y en la vuelta, se estableció que el nuevo record de velocidad estaba en los 1227.92 kilómetros por hora. Aunque evidentemente se alcanzó un pico de velocidad superior porque se sobrepasó la barrera del sonido... y esta se de1.234,8 kilómetros hora.
A día de hoy, hay otros que le han arrojado el guante al SSC Thrust. El Bloodhound SSC no sólo pretende batir el récord de velocidad terrestre marcado por Andy Green, sino que -además- quiere hacerlo con 0 emisiones de carbono. El objetivo inicial del proyecto es alcanzar los 1.367.94 kilómetros por hora. Pero después de 14 años de desarrollo, los creadores del Bloodhound SSC tienen fe de que alcance -nada más y nada menos- que los 1.609.34 kilómetros por hora.
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